A la alerta roja en el mar se unía una alerta naranja en tierra por fuertes vientos y lluvias intensas. Los parámetros de las olas y las horas de las mareas, la dirección del viento y su fuerza, así como la fuerte borrasca, nos indicaban que el día iba a ser intenso, y así fue. No se recuerdan tantas intervenciones en tan poco periodo de tiempo. Desde las 11:30 horas de la mañana y hasta las 2:00 horas de la madrugada, más de 100 intervenciones en toda la ciudad. Los teléfonos no dejaron de sonar desde las 11:30 horas hasta aproximadamente las 16 horas de la tarde, momento en que fueron bajando paulatinamente. Las dotaciones ya enlazaban intervenciones y no pararon hasta las 20:30 horas, hora en la que se les dió un pequeño descanso para "comer" (que más bien ya era la cena). La coordinación y el trabajo en grupo fue fundamental, tanto internamente como con el resto de cuerpos de seguridad y emergencias. No se registraron pérdidas humanas, pero si cuantiosos daños materiales.