A partir del siglo XIII contamos con testimonios documentales de la existencia del Concejo de A Coruña y, por tanto, de su archivo. Sin embargo, su emplazamiento, a lo largo de estos más de ochocientos años, sufrió diferentes avatares ligados a la historia del municipio.
Probablemente en la primera época de la vida local herculina, los documentos estaban instalados en un arca o caja guardados en el lugar o lugares en donde se reunían los miembros del concejo. Con el paso del tiempo, la producción documental creció y los documentos debieron colocarse en anaqueles o estantes en diferentes locales. Tenemos noticias de que durante el reinado de los monarcas de la Casa de los Austrias el archivo estuvo almacenado en la torre de la iglesia de Santiago y también en una sala de la propia casa consistorial en la plaza de la Harina en la Ciudad Vieja.
A comienzos del siglo XVIII las viejas casas concejiles, ubicadas en la plaza de la Harina, se encontraban completamente arruinadas por lo que, en 1740, la corporación acuerda trasladar el archivo a una sala de la casa perteneciente a la Obra Pía Álvarez de Castro situada en la calle del Príncipe. No obstante, con toda seguridad, no todos los documentos del archivo se custodiaron en ese nuevo emplazamiento, algunos se alojaron en edificios municipales como la cárcel de Herrerías y otros continuaron en las casas consistoriales, en este momento desplazadas ya a otro lugar de la misma plaza.
La escasez de recursos económicos para la construcción de la nueva sede consistorial y, por tanto, la dispersión de los documentos del ayuntamiento en distintos locales, se prolongó durante mucho tiempo. La total ruina del consistorio obliga a trasladar el ayuntamiento y su archivo a una vivienda de la calle de la Franja número 23, donde permaneció poco más de un año y medio hasta que se cambió al edificio del antiguo convento de San Agustín en 1838. Este inmueble estaba situado en la plazuela del mismo nombre, inmediato a la iglesia de San Jorge, y el archivo se ubicaba en un local de la planta baja, en el ala izquierda de la entrada de la casa consistorial.
Desde finales de la década de los treinta del siglo diecinueve hasta avanzados los años veinte del pasado siglo el archivo permaneció en ese edificio, realizándose en él pequeños arreglos. En ocasiones, se trató de obras de adecuación de determinados espacios para la custodia y consulta de documentos especiales, como la que se llevó a cabo en 1883 con la finalización de las intervenciones en el cuarto de la alcaldía para guardar y almacenar los planos pertenecientes a la municipalidad. Sin embargo, las condiciones del lugar no eran las más adecuadas, tal y como relata Francisco Tettamancy quien, en su historia comercial, lo califica de “oscuro y húmedo archivo municipal”.
En el nuevo Palacio Municipal en la Plaza de María Pita, construído a principios del siglo XX, el archivo se situaba, según los planos del arquitecto Pedro Mariño, en el bajo del edificio, al lado de la Real Academia Gallega. No obstante, en 1914 se realizan una serie de modificaciones en el destino de esos locales; y así la pieza que fuera asignada para el archivo pasa a ser ahora ampliación del garaje y, al contrario, aquellas destinadas a oficinas pasan a ser del archivo. El traslado de los documentos no se hizo efectivo hasta el año veintiséis.
En la década de los sesenta el Archivo Histórico y la Biblioteca Municipal se encontraban en una misma sala de la segunda planta del Palacio, mientras que el Archivo Administrativo se hallaba en la zona baja del edificio. Es en esta época cuando se consolida definitivamente el sistema de archivos del Ayuntamiento con la división en tres partes según la edad de los documentos: los que abarcaban hasta el año 1900 se custodiarían en el Archivo Histórico, los que partían desde esa fecha hasta los sesenta en el Archivo Administrativo, y, por último, los más recientes se guardarían en las propias oficinas administrativas.
Sin embargo, continuaba el interminable problema de encontrar una sede que reuniera las condiciones de conservación y seguridad que requería tan importante legado. Hasta que en 1978, bajo el mandato del alcalde don José Manuel Liaño Flores, y en respuesta a las múltiples peticiones realizadas por la Archivera- Bibliotecaria, se trasladó el Archivo Histórico al antiguo edificio de la Delegación Provincial de Hacienda, en la calle Durán Loriga. Este inmueble de corte clacisista, encuadrado en Uniforme de “clarinero”. (Ca.1956) Sello de placa municipal. 1448 el denominado estilo ecléctico, fue construido por el arquitecto José Miguel Durán Loriga, e inaugurado oficialmente el 11 de noviembre de 1934. El Archivo Histórico se situó en la primera planta, hasta que a mediados del año 1989, fue desplazado, con el fin de ampliar la Biblioteca, a la planta tercera y sótano. Estos son los reducidos espacios que actualmente ocupa en función de las necesidades de acomodación de las instituciones y servicios que alberga la construcción; emplazamiento en donde permanece en espera de una nueva sede que permita incorporar la documentación que le corresponde en cumplimiento del ciclo vital de los documentos que establece el sistema de archivos del Ayuntamiento.
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