¿Qué es?
La cocaína procede de la coca, planta cultivada desde hace siglos en los países del altiplano andino (Bolivia, Colombia y Perú). En las zonas en las que se cultiva existe un consumo tradicional que consiste en mascar las hojas de la planta para liberar su principio activo y obtener sus beneficios. Las cantidades absorbidas de este modo son muy reducidas, por lo que apenas se registran consecuencias adversas. Las culturas indígenas de los países productores usaban la coca con carácter ritual y por sus propiedades energéticas, que les permitían realizar trabajos físicos sin notar el cansancio. Además, servía para subsanar las carencias alimenticias gracias a sus efectos inhibidores del apetito.
Durante los primeros años del siglo XX, el principio activo de la coca se utilizó como compuesto en la elaboración de tónicos como el vino Mariani y la Coca-cola.
Las hojas de coca, sometidas a diversos procesos de elaboración química, producen los siguientes derivados:
La cocaína se consume, fundamentalmente, esnifada mediante aspiración nasal del polvo, colocado a modo de raya, a través de un billete enrollado o una cánula. Su uso es mayoritariamente recreativo, y es utilizada con frecuencia para aguantar sin dormir las noches de los fines de semana. Es una sustancia muy adictiva.
Efectos
La cocaína es una droga psicoestimulante consumida generalmente por inhalación; su fácil absorción hace que llegue rápidamente al cerebro provocando unos efectos que se manifiestan a los pocos minutos del consumo.
El consumo crónico y abusivo de cocaína puede provocar importantes trastornos psíquicos, tales como ideas paranoides y depresión.
La dependencia psíquica de la cocaína es una de las más intensas entre las provocadas por las drogas. La supresión del consumo tras un período prolongado produce un fenómeno de rebote caracterizado por somnolencia, depresión, irritabilidad, letargia...
Riesgos
Aumenta la actividad del sistema de neurotransmisión dopaminérgico que modula importantes procesos en nuestro organismo y provoca:
Por otra parte, los materiales utilizados para esnifar pueden trasmitir los virus de la hepatitis A, B y C si se comparten entre varios consumidores. En caso de consumo inyectado, el material compartido puede trasmitir el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), responsable del SIDA.
La cocaína es, tras el cannabis, la segunda droga ilegal más consumida en España., y aunque desciende el porcentaje de quienes lo han probado, aumenta el de quienes la consumen regularmente.
La cocaína actúa en el cerebro modificando los circuitos responsables de la gratificación y del placer, por lo que su consumo continuado reduce la capacidad de los consumidores de experimentar placer de forma natural (a través del sexo, la comida...) y les hace menos sensibles a las gratificaciones y emociones.
La adicción se produce tras períodos de consumo más o menos largos, que no tienen por qué ser diarios, y se ha comprobado que, incluso pequeñas cantidades de cocaína, pueden producir tolerancia y cambios cerebrales relacionados con la adicción. Esto hace que los consumidores, especialmente los de fin de semana, tengan en muchas ocasiones una falsa sensación de control y no perciban el problema.
El consumo habitual afecta al funcionamiento cerebral y puede provocar trastornos psíquicos como ideas paranoides (de persecución, de grandeza...) o depresión, y desencadenar cuadros de psicosis y esquizofrenia. También provoca daños muy importantes en los sistemas circulatorio y respiratorio y complicaciones neurológicas y gastrointestinales.
Su uso combinado con alcohol es muy peligroso, ya que el organismo las convierte en etileno de cocaína, cuyo efecto en el cerebro es más duradero y más tóxico que cuando se usa cualquiera de las drogas por separado.
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