Ayuntamiento de A Coruña

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Biografía. Vida y obra escrita del ilustre gallego José Cornide

Introducción

Las instituciones se honran siempre enalteciendo a aquellas personalidades que, en el pasado, se distinguieron más, por su sabiduría y dotes intelectuales o por su generosidad al servicio de su pueblo.

Por ello en su deseo y esperanza de servir los intereses de La Coruña en todas sus facetas, en el presente, en el pasado y en el porvenir, los iniciadores del Instituto de Estudios Coruñeses, consideraron que la personalidad, valía y obra del polígrafo coruñés Don José Cornide Saavedra y Folgueira, habrían de ser ejemplo y guía de sus actividades, uniendo su nombre al título de la institución.

En primer lugar por su acendrado coruñesismo, pues como dice, con todo rigor, el mejor conocedor de la vida y obra del ilustre escritor, Don Carlos Martínez-Barbeito, "siendo coruñés nato, medular y vocacional, miró con igual amor y sirvió con igual talento todas y cada una de las etapas de la proyección del tiempo en su ciudad considerándolas como análogas irradiaciones pretéritas o venideras, del mismo hecho geográfico, histórico y sociológico que es La Coruña".

En segundo lugar por su extraordinaria erudición en todas las fuentes del saber humano uniendo a una primera y tradicional formación humanística, con profundos conocimientos en las lenguas clásicas, literarios, históricos y filosóficos, una profunda inclinación hacia las Ciencias de la Naturaleza, hacia la Geografía, Sociología y Economía, en cuya formación no sólo participaban los libros, sino la observación directa de los fenómenos naturales, la experimentación y el acopio de datos en sus continuos viajes por las costas de Galicia y de su interior, de acuerdo en esto último con las nuevas formas de conocimiento que impulsaban las ideas de la Ilustración.

Si a esto unimos el enorme entusiasmo y actividad que manifestó en la creación de aquellos organismos que determinó el progreso cultural, económico y social de La Coruña de su tiempo, es indudable "que era el más indicado para convertirse en símbolo del noble esfuerzo coruñés que representa este Instituto".

Estas cualidades personales habrían de verse favorecidas por el afán de un mejor aprovechamiento en beneficio de la sociedad contemporánea. Dándose cuenta del estado general y del atraso cultural y económico del país, consideró necesario impulsar la vitalización de las riquezas improductivas e implantar nuevas formas de progreso.

A ello habían de contribuir por un lado el ambiente de la ciudad en que nació y se educó y por otro el espíritu de su siglo, ya que la trayectoria de su período vital cae, en su totalidad, dentro de las corrientes ideológicas que, como reacción al pensamiento y modos de vivir de los siglos XVI y XVII, surgen en Europa en los comienzos de.l XVIII y van a desarrollarse en España en la segunda mitad de dicho siglo, con el nombre de la Ilustración.

El siglo XVIII y la Ilustración

La instauración en España de la dinastía de Borbón, en el año 1700, con Felipe V, llevó a cabo una serie de reformas de carácter gubernativo que como terminación del sistema tradicional de los últimos reyes de la casa de Austria y con un sentido de novedad, estimularon e implantaron otra forma de gobierno de la monarquía absoluta, el llamado Despotismo Ilustrado.

La novedad de este sistema ha de ser que, en contraposición con la Teología y la Metafísica del siglo anterior, la Razón y la Naturaleza, en lo filosófico, originarán el Racionalismo de las ciencias puras y su aplicación práctica mediante el empirismo y la investigación.

La filosofía de la Ilustración, se introdujo en España con la idea de que era necesario un cambio en lo cultural y en lo social a fin de conseguir en los aspectos científicos, técnicos y económicos, el mismo desarrollo que otras naciones estaban alcanzando.

Estas ideas serán detentadas por hombres de gran relieve intelectual, desde el P. Benito Jerónimo de Feijoo, el P. Sarmiento y Campomanes hasta Melchor de Jovellanos, siendo poco a poco acogida con gran entusiasmo por los elementos más influyentes de la sociedad, tanto intelectuales, universitarios y algunos eclesiásticos, como la aristocracia y la nueva burguesía.

La penetración es realizada, en gran modo, a través de la Corte y se va extendiendo principalmente por las regiones periféricas de España, tanto por el Norte en el País Vasco, Asturias, Galicia como por Levante y Sur, siendo las regiones del centro, Castilla, Extremadura y Aragón, juntamente con el elemento eclesiástico en general, hostiles a las nuevas ideas.

Es curioso, como señala Vicens Vives, que en las Cortes de Fernando VI y de Carlos III, los Secretarios de Despacho y Ministros gobernantes, pertenecientes socialmente a la nobleza o clases medias acomodadas, eran oriundos de regiones periféricas, así Campomanes y Jovellanos eran de Asturias, el Marqués de la Ensenada, de Logroño, el Conde de Aranda de Aragón, el Conde de Floridablanca, de Murcia y Don Manuel Ventura de Figueroa, Secretario del Consejo de Castilla, de Galicia.

Su preferente dedicación fue la de resolver los problemas más agudos de la Agricultura y el fomento de las industrias, difundiendo y aconsejando desde el Gobierno la creación de las Sociedades Económicas de Amigos del País, a semejanza de la Sociedad Vascongada, establecida en Azcoitia en 1765.

Galicia no fue a la zaga de las nuevas ideas y de su desenvolvimiento. Además el P. Feijoo y el P. Sarmiento, que aunque oriundos de esta tierra y formados en ella, desarrollarían sus ideas y escritos en Oviedo y Madrid respectivamente, tendrán su eco en una pléyade de Ilustrados que, hijos de familias hidalgas o pertenecientes a la iglesia, aunque formados en las disciplinas humanísticas, mostraron su entusiasmo por las nuevas ideas, su pragmática, utilitarismo y aplicación de las ciencias al desarrollo económico de su país. Mencionaremos entre ellos al Conde de Maceda, Don Juan José Caamaño, al ya citado Don Manuel Ventura Figueroa, al Conde de Gimonde, a Don Pedro Antonio Sánchez Baamonde, fundador de la Biblioteca del Consulado de La Coruña, al creador de las Reales Fábricas de Sargadelos, D. Antonio Raimundo Ibáñez y como más importante a Don José Cornide Saavedra.

De todas las ciudades de Galicia fue en La Coruña donde, primero y con más vigor, florecieron las ideas de la Ilustración. Fue, indudablemente, debido al hecho de ser ciudad portuaria, a donde concurrían gran número de buques de todas las naciones de Europa con las que realizaba activo tráfico de mercancías, residiendo en ella agentes y representantes de casas comerciales.

Era, además, este burgo, marinero y mercantil, sede de la Real Audiencia de Galicia, institución que tenía a su cargo no sólo la administración de la Justicia, en nombre del Rey, sino el Gobierno y Administración del Reino y cuyo Presidente reunía en una misma persona los cargos de Gobernador y Capitán General de Galicia.

La estructura social de la ciudad formada en sus orígenes por las gentes de mar, artesanos y comerciantes, estuvo integrada, desde el traslado de la Real Audiencia a La Coruña en 1564, por un amplio contingente de personal perteneciente a las profesiones judiciales, a la burocracia y a la milicia. Muy numeroso en este último grupo por hallarse insertas en él las tropas de guarnición al ser La Coruña una de las plazas fuertes del Reino.

A estos grupos hemos de añadir la clase hidalga, que con las instalaciones de las instituciones de Justicia y Gobierno, va instalándose en la ciudad de los siglos XVI y XVII, alcanzando cierta representación en ella.

En cuanto al desarrollo económico de la ciudad, después de un prolongado período de estancamiento, a partir de los últimos años del siglo XVII y a lo largo del siglo XVIII va a tener importante crecimiento.

Causa de esa transformación serían las relaciones mercantiles e industriales que iniciadas con el establecimiento de los Correos entre Falmouth y La Coruña en 1689, se extenderían a los países americanos en la segunda mitad del siglo XVIII.

En esa prosperidad y desarrollo de La Coruña fue la abolición del Monopolio comercial que con nuestros dominios en Indias tenían los puertos de Sevilla, primero, y Cádiz más tarde, decretada por el gobierno de Carlos III.

Autorizado el puerto de La Coruña para realizar el comercio con los Dominios Españoles de Ultramar en 1764, se establecieron los Correos Marítimos con aquellos países de una forma paulatina. En 1765 se establecían con las Antillas y en años sucesivos con los países del Caribe hasta 1778 en que se inauguraron los correos con Montevideo y Buenos Aires.

Este tráfico mercantil trasatlántico habría de repercutir también en las comunicaciones de La Coruña con Madrid y ciudades del interior, ya que siendo nuestro puerto lugar de partida y recepción de mercancías y comunicaciones postales, el tráfico con aquellas poblaciones necesitaba vías terrestres adecuadas. Por ello fueron construidas dos importantes vías: la carretera de Castilla y la de Santiago, ambas partiendo de La Coruña.

Nacimiento y familia

En esta ciudad, marinera y mercantil, donde parecía vislumbrarse ya la etapa de crecimiento y desarrollo a que habían de conducirle las ansias de sus proceres ilustrados, en el seno de una familia hidalga y de elevada posición económica, nació Don José Andrés Cornide Saavedra y Folgueira, el 25 de abril de 1734, hijo único de Don Diego Antonio Cornide Saavedra y de su segunda esposa Doña Francisca Bernarda, también de ilustre progenie, con la que había contraído matrimonio el 20 de octubre de 1731 en la Real Colegiada de La Coruña. Era Doña Francisca Bernarda prima del Teniente General de los Reales Ejércitos de S.M. Don José de Avellaneda y Santiso, Comandante General de la Provincia de Castilla.

Su nacimiento tuvo lugar en la casa situada en la calle de las Damas, frente a la Colegiata de Santa María del Campo, donde vivían sus padres, y que por herencia había correspondido a su madre, formando parte del vínculo de Mondego.

Este edificio se hallaba en el solar en que años más tarde se habría de edificar la actual Casa-Palacio de los Cornide y que, según dice Martínez-Barbeito, comenzó a construirse en 1748, en virtud de convenio familiar entre Don Diego, ya viudo, su cuñada y José Cornide, su hijo, que era aún menor de edad.

Este convenio ha de referirse más a un proyecto que a una realización de las obras, puesto que la construcción había de dilatarse bastante tiempo.

Refiere Julia García Alcañiz, en su obra "Arquitectura del Neoclásico en Galicia", que, en 1782 el Procurador Síndico de la ciudad y varios propietarios, entre ellos José Cornide, trataron del derribo o reparación de varios soportales existentes en sus viviendas, ya que los arquitectos informantes estimaron que los voladizos de la casa de Cornide se encontraban, uno algo desplomado y otro apuntalado, aunque su balcón presentaba bastante firmeza.

Es de suponer que habiendo sido derribados los citados soportales en 1791, fuera entonces comenzada la construcción del nuevo edificio. No se han encontrado en ningún archivo documentos que aclaren cuándo se realizó dicha construcción y los arquitectos o ingenieros por quienes fue dirigida.

Es sin duda alguna esta Casa-Palacio uno de los edificios más hermosos de La Coruña. Su estilo presenta cierto barroquismo de corte francés y bien pudo haber sido trazado por alguno de los ingenieros militares, de aquella nación, que estuvieron en La Coruña a finales del siglo XVIII, como Montagut, Vergel o Lemaur. Cornide no debió de utilizar esta Casa como vivienda, toda vez que habiéndose trasladado a la Corte en 1789, no volvería a su ciudad natal.

En la parte superior de su fachada principal se halla el escudo de los Cornide cuyos cuatro cuarteles se hallan bajo un elegante yelmo y rodeados por una profusa ornamentación barroca. En dichos cuarteles, en cruz, en el superior de la izquierda se encuentran las armas del apellido Cornide: una cruz latina bajo cuyos brazos se hallan dos cabezas y dos estrellas; en el superior de la derecha, la torre de los Pardiñas o Rioboo, de una de cuyas ventanas sale un brazo con el estandarte de los Villardefrancos; el inferior de la izquierda parece ostentar las armas de los Luaces y en el inferior de la derecha los seis róeles y su orla parecen constituir las armas de los Bermúdez de Castro.

El Instituto "José Cornide" de Estudios Coruñeses, tiene como emblema propio este escudo, como alto honor a la personalidad de su titular.

La familia Cornide tuvo su solar de origen en la Terra Cha lucense, tomando su nombre del topónimo Cornide (procedente dice D. José de la voz Cornabude, árbol de hojas parecidas al fresno). Esta tierra y su posesión dio a la familia una hidalguía de carácter rural, cuyo poder económico fue aumentando al incorporar al tronco principal una serie sucesiva de linajes. Uno de sus miembros Amaro Núñez de Cornide, fue familiar del Santo Oficio y fundador de la capilla de San Mauro en la parroquia de Bendía quien en 1616 acreditó su calidad de hidalgo como descendiente y dueño de la Casa de Cornide y como tal quedaba exento de satisfacer tributos al erario público.

Fue en el último tercio del siglo XVII cuando el capitán Manuel Antonio Cornide Saavedra y Gay oso, nieto de aquel, se trasladó con su familia a La Coruña, donde, habiendo establecido su casa, nacerían sus hijos, siendo heredero de sus vínculos y mayorazgos Don Diego Antonio Cornide Saavedra, padre de nuestro biografiado.

Por herencia de su padre, fallecido en 1714, era Don Diego Antonio además de dueño de la Casa de Bendía, Señor de Maariz, Saa, Amoeiro y Cebreiro, adquiriendo desde muy joven una destacada personalidad dentro de la sociedad e instituciones coruñesas.

Como colegial de Fonseca, realizó los estudios de la facultad de Derecho en la Universidad Compostelana y finalizados éstos y vuelto a La Coruña, destaca muy pronto como abogado de la Real Audiencia, siendo pocos años más tarde, Alcalde del Crimen, Oidor y Fiscal sustituto de la misma, con honores del Consejo de Su Majestad.

Profundo conocedor de la situación y problemas de cuantos juristas ejercían su cargo ante la Real Audiencia de Galicia y con la mira puesta en su mayor dignificación y honra ante la sociedad, así como en la mejor protección dentro de una corporación, fue, con otros ilustres coruñeses dedicados al foro, promotor del Ilustre Colegio de Abogados de La Coruña para lo cual una comisión, por él presidida, habría de solicitar del Real Acuerdo la correspondiente licencia, que fue concedida por Decrto de 17 de febrero de 1760 y firmada por el entonces Capitán General, Gobernador y Presidente de la Real Audiencia, Don Carlos de la Croix, Marqués de Croix.

Desde el nombramiento del Marqués de Croix como Capitán General, Gobernador y Presidente de la Audiencia, en 1756 había sido Don Diego Cornide su mejor colaborador y hombre de confianza. Por dicha razón al ser nombrado aquel Virrey de la Nueva España, en septiembre de 1766, se hizo acompañar de D. Diego nombrándole para el cargo de Asesor General del Virreinato en el que había de permanecer hasta el año 1771.

La labor realizada por Don Diego Cornide en Méjico fue fructífera como lo ponen de manifiesto entre otras producciones jurídicas su Informe sobre el Gobierno de Nueva España y el relativo a la organización en las minas de Sonora, aparte de lo que dicen otros documentos obrantes en la Sección Cornide del Archivo Histórico del Reino de Galicia.

Vuelto a La Coruña se incorporó a su cargo de Alcalde Mayor de la Real Audiencia donde había de permanecer hasta su fallecimiento en 1776.

Su formación cultural y científica

Se extraña Murguía de que, siendo Don José Cornide Saavedra y Folgueira uno de los hombres más sabios de la Galicia de su siglo, con grandes conocimientos de nuestro pasado, cultivador de las Ciencias de la Naturaleza y docto economista, teórico y pragmático, conocido por los eruditos de toda España, no se hayan tenido noticias completas de su vida para poder escribir su biografía con la amplitud y detalla que él se mereció por su sabiduría, talento y laboriosidad. Si su abundante obra escrita nos muestra el alcance de una fecunda erudición, los datos de su actividad creadora en los diferentes cargos que ocupó, aunque de una manera breve y no muy profusa, hemos de hallarlos en la "Relación de méritos y servicios" que con fecha 7 de diciembre de 1790 presentó ante la Secretaría de la Cámara de Gracia y Justicia y Estado de Castilla.

Con referencia a su formación cultural, hemos de tener en cuenta el estado de la enseñanza en La Coruña de su tiempo. Al no existir en ella Universidad, ya que solamente había escuelas de primeras letras y Cátedras de Gramática y Humanidades, era el Colegio de la Compañía de Jesús, denominado de San Francisco Javier, el principal establecimiento docente, continuador de la Cátedra de Latinidad establecida en 1549 mediante concierto entre el Ayuntamiento y el Cabildo de la Colegiata de Santa María del Campo. A parte de este centro docente, como centros superiores existían las Cátedras de Filosofía y Teología en el propio colegio de San Francisco Javier y Cátedras de Teología y Moral en los conventos de los PP. Franciscanos y de Santo Domingo.

Es lo más probable que D. José Cornide había de recibir su educación básica en el referido Colegio de los PP. Jesuitas, ampliando sus estudios humanísticos y de las lenguas clásicas en las cátedras de Filosofía y Teología y Moral del mismo centro.

Desde luego no debió tener apetencia alguna por seguir los estudios jurídicos a los que, por la profesión de su padre, parecía destinado, como señalan algunos de sus biógrafos. Es indudable que finalizados sus estudios en el Colegio y cátedras referidas, completaría su formación de manera autodidacta, dedicando los años de su juventud a la lectura de libros que se procuraba en sus frecuentes viajes y relaciones con otros estudiosos, así como a la investigación. Formado magníficamente en las disciplinas humanísticas, lenguas clásicas: latín y griego, o modernas como el francés, mostró su preferencia por los conocimientos históricos y antigüedad, principalmente referidos a Galicia, a la Geografía y a la Cartografía.

Siguiendo los nuevos ideales de la cultura y pragmatismo de la Ilustración se dedicará con todo afán a los estudios de Sociología, Economía y las Ciencias de la Naturaleza, en sus dos facetas: ciencias puras y aplicadas. Es muy posible que en los estudios biológicos, principalmente botánica, fuera asiduo visitante de los viveros que tenía la famosa Botica de los PP. Jesuitas en la zona de San Amaro.

Se ha de resaltar que, siendo muy joven, puesto que apenas tenía 21 años, sus investigaciones sobre las antigüedades de Galicia son puestas de manifiesto en su "Disertación geográfica histórica sobre cual hubiese sido el antiguo asiento de la ciudad Límica o Lémica señalada por patria de Idacio en el prólogo de su Cronicón", que impresa en Santiago en 1755, fue la razón que movió a la Real Academia de la Historia a nombrarle Académico Honorario.

Ya en aquellos juveniles años se perfilaban de modo patente sus características de hombre realista y pragmático, incansable de su deseo de incrementar sus conocimientos con nuevos estudios. Sin abandonar el cultivo de las Humanidades, la Historia y la Arqueología, ve en el estudio de las Ciencias y de la economía el espíritu de la nueva época a las que considera básicas para el progreso de la sociedad. De ahí sus trabajos e informes sobre los mares y costas de Galicia, sus rías y puertos; la producción pesquera con representaciones gráficas y mapas, sus apuntes referentes a las cosas agrícolas, a la industria y al comercio nos lo revelan.

A estas cualidades como hombre de ciencia y su sentido pragmático hemos de añadir sus extraordinarias dotes de comunicación y su don de gentes. Sus relaciones con las clases cultas y más representativas de La Coruña y de Galicia fueron constantes, no debidas tan sólo al prestigio familiar sino a su valía intelectual y lo mismo con personalidades de la Corte y de diversas regiones de España.

Así, con el P. Enrique Flórez, autor de la España Sagrada, mantuvo entre los años 1762 y 1765 una abundante correspondencia con intercambio de datos y noticias de carácter histórico referidos principalmente a Galicia. Cornide le envió muchas noticias, planos y dibujos de la Torre de Hércules, diversas inscripciones y los mapas de las diócesis de Mondoñedo y Orense, que, grabados por el geógrafo de Su Majestad Don Tomás López, fueron incorporados a los volúmenes XVII y XVIII de la España Sagrada.

A través de estas relaciones sociales y del sentido utilitario y realista al poner en ejecución sus conocimientos, podemos vislumbrar que tenía el convencimiento de que sus planes y su amor al progreso y desarrollo de la sociedad no podrían realizarse de una manera individual, lo que parecía inoperante, sino a través de las instituciones oficiales de que formó parte y que en algunos casos serían promovidas o creadas por él.

Esos afectos estaban referidos fundamentalmente a La Coruña, ciudad de sus amores que le vio nacer y a Galicia.

Desde luego no debió tener apetencia alguna por seguir los estudios jurídicos a los que, por la profesión de su padre, parecía destinado, como señalan algunos de sus biógrafos. Es indudable que finalizados sus estudios en el Colegio y cátedras referidas, completaría su formación de manera autodidacta, dedicando los años de su juventud a la lectura de libros que se procuraba en sus frecuentes viajes y relaciones con otros estudiosos, así como a la investigación. Formado magníficamente en las disciplinas humanísticas, lenguas clásicas: latín y griego, o modernas como el francés, mostró su preferencia por los conocimientos históricos y antigüedad, principalmente referidos a Galicia, a la Geografía y a la Cartografía.

Siguiendo los nuevos ideales de la cultura y pragmatismo de la Ilustración se dedicará con todo afán a los estudios de Sociología, Economía y las Ciencias de la Naturaleza, en sus dos facetas: ciencias puras y aplicadas. Es muy posible que en los estudios biológicos, principalmente botánica, fuera asiduo visitante de los viveros que tenía la famosa Botica de los PP. Jesuitas en la zona de San Amaro.

Se ha de resaltar que, siendo muy joven, puesto que apenas tenía 21 años, sus investigaciones sobre las antigüedades de Galicia son puestas de manifiesto en su "Disertación geográfica histórica sobre cual hubiese sido el antiguo asiento de la ciudad Límica o Lémica señalada por patria de Idacio en el prólogo de su Cronicón", que impresa en Santiago en 1755, fue la razón que movió a la Real Academia de la Historia a nombrarle Académico Honorario.

Ya en aquellos juveniles años se perfilaban de modo patente sus características de hombre realista y pragmático, incansable de su deseo de incrementar sus conocimientos con nuevos estudios. Sin abandonar el cultivo de las Humanidades, la Historia y la Arqueología, ve en el estudio de las Ciencias y de la economía el espíritu de la nueva época a las que considera básicas para el progreso de la sociedad. De ahí sus trabajos e informes sobre los mares y costas de Galicia, sus rías y puertos; la producción pesquera con representaciones gráficas y mapas, sus apuntes referentes a las cosas agrícolas, a la industria y al comercio nos lo revelan.

A estas cualidades como hombre de ciencia y su sentido pragmático hemos de añadir sus extraordinarias dotes de comunicación y su don de gentes. Sus relaciones con las clases cultas y más representativas de La Coruña y de Galicia fueron constantes, no debidas tan sólo al prestigio familiar sino a su valía intelectual y lo mismo con personalidades de la Corte y de diversas regiones de España.

Así, con el P. Enrique Flórez, autor de la España Sagrada, mantuvo entre los años 1762 y 1765 una abundante correspondencia con intercambio de datos y noticias de carácter histórico referidos principalmente a Galicia. Cornide le envió muchas noticias, planos y dibujos de la Torre de Hércules, diversas inscripciones y los mapas de las diócesis de Mondoñedo y Orense, que, grabados por el geógrafo de Su Majestad Don Tomás López, fueron incorporados a los volúmenes XVII y XVIII de la España Sagrada.

A través de estas relaciones sociales y del sentido utilitario y realista al poner en ejecución sus conocimientos, podemos vislumbrar que tenía el convencimiento de que sus planes y su amor al progreso y desarrollo de la sociedad no podrían realizarse de una manera individual, lo que parecía inoperante, sino a través de las instituciones oficiales de que formó parte y que en algunos casos serían promovidas o creadas por él.

Esos afectos estaban referidos fundamentalmente a La Coruña, ciudad de sus amores que le vio nacer y a Galicia.

Su vida pública. Cargos

Regidor de La Coruña en 1763

Los anhelos de Don José Cornide de servir a La Coruña fueron patentes ya en su primer cargo oficial cuando en 1763 fue nombrado por S.M. el Rey D. Carlos III Regidor Bienal de esta ciudad.

Eran los Regidores miembros que integraban la Justicia y Regimiento de las ciudades en los reinos de Castilla. Constituían un oficio del Rey que concedía libremente o a propuesta del Consejo, por lo regular con carácter vitalicio y como medio de otorgar mercedes, remunerar servicios o percibir ingresos. En algunas ciudades de Galicia el nombramiento lo hacía la autoridad eclesiástica.

El cargo de Regidor Bienal era de nueva creación, acorde con las nuevas ideas y producto de la reforma de la administración municipal hecha por Carlos III. Tenía por objeto la sustitución, en parte, de los regidores perpetuos, que habían sido nombrados por la Iglesia, por los bienales, los cuales serían nombrados por elección por períodos de dos años. Se creaban seis Regidores bienales en cada Concejo con el fin de promover el buen gobierno de los pueblos y mejora del interés común. Estas reformas fueron mal recibidas por los que habían disfrutado de aquellas prebendas y causa de una gran oposición.

En La Coruña, la Real Céduña de Carlos III de 1763, sobre los Regidores Bienales electivos se debió a la petición hecha por el Marqués de Croix, Capitán General y Gobernador del Reino de Galicia, al considerar la situación del Ayuntamiento ya que estando nombrados veintitrés Regidores Perpetuos, no asistían a las reuniones del Concejo por considerarse cargos honoríficos y por esta causa dilataban las resoluciones concernientes a la administración económica de la ciudad.

El nombramiento de Don José Cornide para el cargo fue muy beneficioso para La Coruña ya que aportó su entusiasmo y conocimiento de los problemas de la ciudad buscando siempre las mejores soluciones. De tal modo fue considerada su labor que el Ayuntamiento en pleno, cuando aún no había cesado en el cargo, acordó que le fueran reconocidas para siempre las preeminencias y honores del oficio de Regidor.

En 1764, durante su mandato, fue designado Capitán de las Milicias Urbanas de La Coruña, formadas para defensa de la ciudad con motivo de la guerra con Portugal y a las que pertenecían individuos que en buena parte eran de las clases nobles.

Fue también nombrado Tesorero de los fondos dedicados a la recogida y alimentación de pobres y mendigos en el Hospicio Provincial.

La Real Academia de Agricultura

Habiendo transcurrido los dos años de gestión como Regidor bienal de la Justicia y Regimiento coruñeses al finalizar el año 1764, no se resignaba Don José Cornide a permanecer ausente de la vida pública y su actividad habría de realizarla en un nuevo organismo, la Real Academia de Agricultura de La Coruña.

Una de las ideas de la Ilustración, que puso en práctica el gobierno de Carlos III, fue la de mejorar la productividad y desarrollo de la agricultura en España mediante la creación de cátedras o academias que ilustraran a los labradores acerca de la implantación de nuevos cultivos, formación de abonos y un laboreo adecuado para el mejor rendimiento del campo.

Estas ideas se hallaban también en la mente de las selectas minorías de la ilustración gallega, dentro de las cuales el P. Sarmiento muy pronto se hizo eco de ellas en sus escritos. No obstante cuando el poder central determinó el establecimiento en La Coruña de la Academia de Agricultura, puso de manifiesto que esta ciudad no era lugar adecuado para ello tanto por su situación geográfica y calidad de sus tierras como por la naturaleza de su población ya que dedicados sus habitantes a las profesiones judiciales, a la milicia, a la navegación o al comercio no podrían entenderse con los labradores para asesorarles ya que desconocían hasta su lengua. Sabido es que el sabio benedictino no aceptó el nombramiento de Académico numerario que le fue ofrecido.

Fue la Real Junta General de Comercio y de Moneda, organismo del Gobierno Central de carácter eminentemente económico, con ideas renovadoras, la que trató de impulsar el desarrollo agrícola con la creación de escuelas y de centros por todo el Reino, la que habría de encontrar en la Real Intendencia de Galicia, y en su Intendente, Don Julián Rubiou, Marqués de Piedrabuena, magníficamente asesorado por D. José Cornide, en quien concurrían aparte de una extraordinaria claridad mental, un conocimiento científico y práctico de las tareas agrícolas y de la industria de ella derivadas, el instrumento más adecuado para la creación de la institución adecuada a sus ideas.

Así pues, en contestación al escrito dirigido a la Real Intendencia por la referida Junta de Comercio y Moneda de 1.° de junio de 1764, en el que se recomendaba la utilidad de establecer en La Coruña una Academia de Agricultura, el Marqués de Piedrabuena, en cumplimiento de aquella recomendación, remitió a dicha Junta un completo proyecto para su creación y desarrollo, que una vez aprobado por el alto organismo, permitió la primera reunión de la Academia el 20 de enero de 1765.

En aquella reunión fueron tratados dos asuntos vitales para la nueva institución, uno de carácter fundamental cual fue la redacción de los Estatutos de la Academia y el otro, de carácter económico, relativo a los medios de subsistencia.

No pasaron por alto los asistentes a aquella reunión primera el tratar de cuáles habrían de ser los fines primordiales de la Academia, fijándose en veinte temas los estudios para un mejor desenvolvimiento de la agricultura gallega.

Con referencia a los miembros que integrarían la Academia, los Estatutos en sus artículos primero, segundo y tercero, determinan que, bajo la Presidencia del Intendente General, los académicos serían de tres clases: Numerarios, Correspondientes y de Honor. Los Numerarios serían 24, incluido el Secretario, sin el Presidente; los Correspondientes, serían 29, que distribuidos por provincias corresponderían ocho a la de Santiago, cuatro a la de Orense y cuatro a la de Tuy; en cuanto a los Honorarios fue establecido en principio el número de diez, pero en una edición al artículo 3.° que señala que este número podrá ser aumentado sin limitación "a todos los que se juzguen dignos de este honor".

Las reuniones tendrían lugar los domingos por la tarde, por considerarse que era el día más desocupado y acomodado para todos.

En relación con los fondos económicos con que había de desenvolverse la Academia, se estableció en un principio que habían de estar integrados con los procedentes del impuesto de 16 maravedís por fanega de sal. Pero al considerarse que este arbitrio sería perjudicial para industrias vitales para el país fundamentalmente para la pesca y para su salazón, fue discutido este tema sin que se llegara a establecer unos medios adecuados para atender los gastos de la Academia. Esta fue la razón por la que los académicos tuvieron que satisfacer, de su propio peculio, todos los gastos que ocasionaba aquel anhelo de fomentar la agricultura y las industrias populares.

Esta penuria económica ocasionaría la extinción de la entidad en 1774, cuando apenas contaba con diez años de existencia.

Al crearse la Academia, el primer pensamiento del Marqués de Piedrabuena fue el que a ella pertenecieran las personalidades más relevantes de la vida coruñesa, como era el Regente y Oidores de la Real Audiencia, altos cargos militares y personal de la propia Intendencia. Pronto se apercibió de que aquellas personas, salvo rarísimas excepciones, no eran las adecuadas para realizar los fines de aquella, por ello habría de buscar la colaboración de propietarios de posesiones agrícolas en las zonas circundantes de la ciudad y vinculados a ella, en algunos casos regidores del propio ayuntamiento, como Don Pedro Jacinto Boado. Don José Báñales y Don Nicolás Valdés o personas instruidas en las técnicas como Don Carlos Lemaur y, con la finalidad de extender el ámbito de la Academia a todas las provincias de Galicia, nombraba miembros correspondientes a los más idóneos representantes de ellas en los que apreciara no sólo el que fueran cultivadores directos o indirectos de predios agrícolas sino su preparación cultural y amor a la tierra.

Alma y vida de la Institución fue Don José Cornide quien además de ser Académico Numerario Fundador, gozaba, como más arriba hemos señalado, de la amistad y confianza del Presidente, Marqués de Piedrabuena, y tenía entre sus compañeros de corporación el más alto prestigio por su formación intelectual y conocimiento de las Ciencias Naturales.

Al constituirse la Academia fue nombrado para el cargo de Secretario el hacendado Don Bernardino Lago, pero fallecido éste en 1767, fue designado por unanimidad, con la anuencia del Marqués de Piedrabuena, Secretario Perpetuo, Don José Cornide.

Su más importante labor fue desde entonces, la de aglutinar, unificar y formar equipos de trabajo para la realización de los planes previstos.

Fueron muchos y de diversa índole los temas tratados en las reuniones dominicales de la Academia. Se hallan entre ellos el estudio y fomento del cultivo y producción de lino y cáñamo en las zonas más adecuadas de Galicia, como eran las comarcas de Lemos y Mondoñedo ya que con ello podrían evitarse las importaciones que en aquella época se realizaban de los países del Báltico, principalmente desde el puerto de Riga.

El empleo del torno de hilar y las tejedoras, uso y aplicación de plantas como la colza y su industrialización, el establecimiento de prados artificiales con base en la hierba llamada "raingras" facilitando semillas e instrucciones para su cultivo, fueron también objeto de estudios y memorias.

Trataron también los académicos del mejor aprovechamiento de los Montes en mano común y de la repoblación forestal en algunos casos y en otros sobre la forma de roturar montes y eriales sin perjuicio de los pastos y las leñas.

Asuntos de carácter social fueron por una parte la creación de premios a los agricultores que obtuvieron las mejores cosechas y por otro el estudio de las causas que determinaban el abandono de tierras cultivadas, el absentismo y los inconvenientes que tenía la excesiva división de la propiedad rural con la formación de los minifundios.

Desde su nombramiento como miembro numerario y como Secretario Perpetuo de la Academia a partir de 1767, asistió Cornide con asiduidad a las sesiones de ella, redactando las correspondientes actas y reglamentos, moderando e ilustrando los debates y solicitando, cuando fuese menester, sobre aprovechamiento de tierras como fue el interés mostrado por el informe de Don Pedro González de Ulloa sobre el desagüe de la Limia Baja o creaciones industriales derivadas de la agricultura teniendo conocimiento de las que entonces eran realizadas en Alemania, Francia y otros países de Europa.

Al desaparecer la Academia quedó en poder de Cornide la interesantísima documentación producida durante su funcionamiento. Una parte de ella se conserva en la sección denominada "Papeles de Cornide" del Archivo Histórico del Reino de Galicia, y fue donada a dicho establecimiento por el Auditor General de la Armada, ilustre coruñés, Don Ángel Hermosilla.

Al no responder la Junta de Comercio y Moneda y otros organismos del Gobierno Central a las necesidades económicas, nada pudieron hacer los miembros de la Academia, teniendo en 1774 que suspender sus sesiones con lo que se extinguió aquella valiosísima institución precursora de las Sociedades Económicas de Amigos del País, primera de España en su género y a la que rinda el debido tributo el Conde de Campomanes en su "Discurso sobre la Industria Popular".

Regidor Perpetuo de Santiago

Una de las virtudes que más destaca Murguía en la personalidad de Don José Cornide es su vocación e interés en atender y velar por las necesidades del pueblo. Es indudable que estas cualidades movieron al Arzobispo de Santiago Don Bartolomé Rajoy, bajo cuya jurisdicción se hallaba la ciudad, a nombrarle con fecha 12 de agosto de 1766 Regidor Perpetuo de Santiago, en atención a sus desvelos y trabajos en el ejercicio de los cargos que había tenido en La Coruña, y aún tenía, puesto que era miembro numerario de la Real Academia de Agricultura, y por ello habría de alternar su residencia entre Santiago y La Coruña.

El cargo de regidor acrecentaba aún más su actividad ya que llevaba consigo importantes misiones y representaciones a las que había de atender, en ocasiones un tanto delicadas, como la suscitada entre el Ayuntamiento Compostelano y el Cabildo Catedralicio en la toma de posesión del Arzobispo Bocanegra.

La ciudad le nombró Diputado de la Junta del Reino celebrada en La Coruña en 1769. Como vocal de Santiago presidió las reuniones distinguiéndose en ellas por sus conocimientos en cuestiones económicas, siendo elegido para ponerse en comunicación con las demás ciudades y formar las necesarias representaciones. La satisfacción de la ciudad de Santiago quedó bien patente ya que le volvió a designar Diputado de las Juntas de 1787 que se reunieron también en La Coruña.

A propuesta de todas las ciudades del Reino de Galicia, S.M. el Rey le designó en 1782 Primer vocal de la Junta Nacional de Caminos con sede en La Coruña.

Presidía esta Junta el Capitán General de Galicia formando parte de ella, además de Cornide como primer vocal los señores Marqués de Almenas, Don Gonzalo Becerra, Don Antonio Pedresa y Don José Ramos.

Celebraban sus sesiones en una de las Salas de la Casa del Concejo, dirigiendo sus esfuerzos a completar y conservar los caminos reales cuyas obras habían finalizado en 1768 durante el mandato interino, como Capitán General, del Conde de Croix.

La actividad de Cornide no se circunscribía únicamente a Galicia, sus relaciones con personalidades de la ilustración en el País Vasco hicieron que fuera nombrado en 1777 Socio de número de la Sociedad Vascongada de Amigos del País que tenía su sede en Azcoitia.

Fue promotor en 1784 de la Sociedad Económica de Amigos del País de Santiago, e igualmente de la que poco después se creaba en Lugo.

El Montepío de la pesca de Galicia

A una cuestión social como era la de protección a la pesca y a la situación material y moral de los pescadores de Galicia no podía Cornide permanecer ajeno.

La crisis económica y social de los pescadores de las costas gallegas adquiere en la segunda mitad del siglo XVIII nuevos aspectos debido fundamentalmente al establecimiento de los catalanes en nuestras costas que tiene lugar a partir de 1750.

Su actividad, en un principio, radicaba en la compra de la sardina que transportaban a Cataluña bordeando las costas peninsulares para una vez allí, realizar el secado y salazón del pescado, trayendo, en su regreso a Galicia productos que escaseaban en ella. Pocos años más tarde los catalanes se van estableciendo de manera permanente en todos los puertos creando pequeñas factorías de salazón e introduciendo nuevos sistemas de captura de la sardina y perfeccionando el prensado.

Esta inmigración, bien recibida en un principio, va produciendo malestar entre los pescadores cuando observaron que algunas de las formas de pesca perjudicaban de manera notoria los caladeros, tal era el empleo de la "Jábega" o "Xábega" red de arrastre que, al ser utilizada de manera continua y discriminada, arruinaba totalmente la reproducción de las especies.

Ese malestar contra los catalanes se transformó en litigio llegando a su punto álgido en 1774.

Los pescadores y marineros dirigieron a las autoridades quejas e informes que contradecían las opiniones de los catalanes, lo que endureció en gran manera las disputas.

Esta situación hizo que las autoridades tomaran cartas en el asunto formándose una Junta presidida por el Capitán General y Gobernador del Reino y de la que formaban parte el Intendente General, y el Regente de la Audiencia.

El Diputado General Don Juan Francisco Zúñiga y Losada, realizó gestiones en la Corte de Madrid, acompañando en ellas amplios estudios de las partes interesadas.

Habiendo sido estas gestiones comunicadas a la Justicia y Regimiento de Santiago, es decir al Concejo, en febrero de 1774, acordó éste que el Regidor Perpetuo Don José Cornide, cuyos conocimientos sobre asuntos pesqueros eran bien notorios, redactase un informe sobre aquel litigio. El título del informe fue el siguiente: "Observaciones de Don José Cornide, Regidor de Santiago, que forma a nombre de su ciudad, sobre la cuestión sustentada entre catalanes y gallegos, relativa a la pesca de la sardina en la costa de Galicia y que presenta a los señores de la Junta mandada formar por Real resolución de 12 de febrero de 1774".

Aquel mismo año, en la Imprenta de Ibarra de Madrid era publicado, con base en el referido informe el magnífico trabajo "Memoria sobre la pesca de la sardina en la costa de Galicia". Hace en él una magnífica exposición de las causas históricas del litigio y un estudio completísimo de las características de la Sardina desde el punto de vista biológico. Relaciona los medios de pesca y sistemas utilizados, distinguiendoo los que considera nocivos como la "Jávega" y por tanto deben ser prohibidos y aquellos que pueden ser aceptados, proponiendo las medidas que deberían ser tomadas para la resolución de aquellos problemas.

Estima que es conveniente formar una o más asociaciones para toda Galicia cuyo fin habría de ser la ayuda a los desvalidos conciudadanos para que reine la abundancia, poniendo de relieve los buenos resultados que han obtenido los ingleses en el establecimiento de sus colonias y en la pesca y de los irlandeses para promover la fábrica de lencería en su propio país. Dice que debemos excitar el patriotismo de las comunidades poderosas, hombres ricos y comerciantes para establecer, por suscripción, un Montepío que preste a los matriculados el dinero necesario para comprar aparejos y tener una ayuda en tiempos de escasez, fondos que serían reintegrados con pequeños intereses, logrando a la vez libertad de venta en la pesca, sin opresión de usureros.

Este informe fue indudablemente el punto de partida del "Montepío de la Pesca" cuyas primeras gestiones fueron debidas al propio Cornide, sin menoscabo de los desvelos y actuaciones del industrial coruñés, oriundo de Medina de Rioseco, Jerónimo de Hijosa, magníficamente estudiado por el historiador Antonio Meijide.

En la creación del Montepío, aparte de Hijosa, habrá de tener transcendente influencia otro ilustre hijo de Galicia, Don Manuel Ventura Figueroa, Arzobispo de Leodicea y Patriarca de las Indias, Comisario de Cruzada y Colector General de Espolios, ministro a la sazón del Gobierno de Carlos III, como Gobernador del Consejo de Castilla.

Cuando Cornide le envió su Memoria en la que aconsejaba la creación de un Montepío de Pesca, entre las ideas que allí se exponían, le pareció excelente dicha creación y pidió le remitiese una propuesta de los medios que estimase necesarios para llevarla a cabo.

No se hizo Cornide de rogar y con fecha 19 de marzo de 1775, redactó un completísimo proyecto en que se establecen las bases de creación, medios de subsistencia y funciones que había de tener el Montepío.

En cuando a los medios económicos proponía la formación de un fondo distribuido en acciones de tres mil reales de vellón, en la cantidad que pudiera reunirse con la primaria finalidad de beneficiar a los pescadores pobres y atender a los gastos imprescindibles tanto de puertos como de saladeros.

En cuanto al personal ejecutivo tendría el Montepío un Director, un Contador y un Tesorero, con residencia en La Coruña, por hallarse su puerto en lugar céntrico de la costa de Galicia. En las funciones a realizar, el Director tendría como misión el visitar la costa desde Ribadeo a La Guardia, a fin de conocer personalmente las necesidades de los pescadores. Este personal debería ser remunerado.

Estas bases habrían de sufrir sustanciales modificaciones al ser establecido el Montepío.

Así desde el punto de vista económico, siendo don Manuel Ventura Figueroa, Colector de Espolios, estimó que los fondos económicos para funcionamiento del Montepío podían ser obtenidos del producto de la venta de espolios de los obispos de Galicia que contaran con litoral, Santiago, Mondoñedo y Tuy, en vez de las acciones que preconizaba Cornide. El primero de los espolios era el producido por el fallecimiento del Arzobispo de Santiago Don Bartolomé de Rajoy en 1772, y el segundo del obispo de Tuy Fray Lucas Ramírez, disponiéndose que el Montepío contaría con un millón de reales de vellón.

En cuanto a residencia del personal directivo, determinó Figueroa que sería Santiago en vez de La Coruña, ciudad marinera en la que residían expertos en cuestiones marítimas y de pesca.

Las modificaciones alcanzaron también al personal directivo. Con fecha 6 de noviembre de 1775, el ministro Murquiz comunicaba a Don Manuel Ventura de Figueroa, en su cargo de Colector de Espolios, que S.M. el Rey, al considerar las necesidades de los pescadores gallegos, había aprobado la creación del Montepío, para el fomento de la pesca y la industria del salazón, aplicando a los gastos los fondos procedentes de los espolios y nombraba cuatro altos cargos de dirección.

Sería Director 1°, Don Juan Antonio Serrano Mañero, Subcolector de Espolios de Santiago; Director 2° a Don José Cornide, Regidor Perpetuo de Santiago; Director 3.° a Don Mateo Antonio Fandiño y Director 4.° a Don Jerónimo Hijosa, como hombre experimentado que con gran entusiasmo había traído a Galicia prácticas francesas de pesca y salazón.

Los tres primeros directores tendrían a su cargo la administración y, en calidad de "claveros", la custodia del Arca de Caudales, que se situaría en la tesorería de la Catedral de Santiago. El Cuarto Director, Hijosa, dedicaría su actividad al recorrido de todos los puertos, reconociendo y estudiando las necesidades existentes, adiestramiento en la pesca y el establecimiento de saladeros y el personal de servicio.

Con estas perspectivas comenzó el Montepío la realización de sus fines, cuales eran, facilitar a los pescadores créditos sin interés para que pudieran tener barcos, aparejos y los diversos útiles para la pesca así como un adecuado suministro de sal.

No fue fácil el camino a recorrer ya que pronto surgieron disputas sobre quienes habrían de recibir los beneficios. Algunos como el Marqués Gonzáles de Castejón, que pretendía conservar el monopolio y los privilegios de la jurisdicción de Marina, consideraba que los beneficios del Montepío deberían solamente recibirlos los matriculados de marina. Alegaba también que las funciones otorgadas a los directores del Montepío disminuían las atribuciones que tenían las autoridades de la Marina, y reprochaba el hecho de que los beneficios de la institución eran exclusivamente para los pescadores de las diócesis de Santiago, Tuy y Mondoñedo cuando deberían atender también a las necesidades de otros pescadores.

Con toda energía defendió Cornide los derechos que estipulaban las Ordenanzas establecidas en su creación. En la carta dirigida a González de Castejón con fecha 28 de febrero de 1779, de que hace referencia Martínez Barbeito, contesta de una forma razonada y contundente a sus censuras. Critica históricamente el establecimiento de la Matrícula de Mar mostrándose partidario de la libertad de la pesca y manifiesta que la limitación de los beneficios a los pescadores de las tres diócesis referidas era necesaria, porque el Montepío no contaba con otros recursos económicos que los procedentes de los espolios de aquellos obispados.

Estas disputas fomentaron recelos de las autoridades centrales de la Marina respecto al Montepío que, unidas al desinterés que manifestaron los propios pescadores, fueron causa de la decadencia de la institución, singularmente a partir de la muerte de Don Manuel Ventura Figueroa, la cual terminaría sus funciones en los primeros años del siglo XIX.

El Real Consulado Terrestre y Marítimo de La Coruña

La calificación que, con referencia a Cornide, hace Vedia en su "Historia y descripción de La Coruña" al considerarle como "uno de los patricios más celosos que ha tenido Galicia en los últimos tiempos" se hace bien patente con su participación capital, junto con otros ilustrados gallegos, en la gestación y consecución del Real Consulado Marítimo y Terrestre de La Coruña.

Las variadas instituciones, de que hemos hecho mención, que con diversa fortuna, habían ejercido en Galicia sus fines, con su apoyo e interés, encargadas de promover el adelanto del país en todos los órdenes pero singularmente en el fomento de la economía, no cubrían por completo las necesidades cada vez más acuciantes de Galicia. Por dicha razón, Cornide, juntamente con algunos miembros de la Sociedad Económica de Amigos del País de Santiago, como Don Pedro Antonio Sánchez Baamonde y hombres de empresa como Don Jerónimo Hijosa, o el Marqués de Almeiras, pensaron en el establecimiento de un organismo completamente distinto cual había de ser el Real Consulado.

No desconocían que, años antes, el Conde de Campomanes, ministro de Carlos III había considerado la necesidad de que La Coruña fuera sede de un Consulado de la misma naturaleza que los que ya existían en diversos puertos de España tales como Bilbao, Barcelona y Valencia.

Había de ser este organismo elemento impulsor de la Agricultura, Artes, Comercio, Industria y Navegación en toda la región aunque su actividad fuera realizada a partir de los puertos más importantes. Hemos de tener en cuenta que desde 1778 el puerto de La Coruña había sido habilitado para ser base del comercio con Indias.

Conocidos en la Corte los deseos de los proceres gallegos, por Real Cédula de S.M. Carlos III de 29 de noviembre de 1785 se creaba el Real Consulado de La Coruña, comprendiéndose dentro de su ámbito y funciones el puerto de Vigo y todos los puertos, villas y pueblos del Arzobispado de Santiago, exponiéndose sus fines en los cincuenta y seis artículos que constan en el documento real.

Formarían parte del Consulado, como miembros matriculados, las personas integradas en los siguientes grupos sociales económicos: Hacendados, Comerciantes al por mayor, Mercaderes que tuvieran propiedades o un movimiento de ocho mil pesos sencillos y según se señala en los Reglamentos ser "dueños en todo o en parte de fábricas considerables o propietarios de embarcaciones capaces de navegar por los mares de Europa y América". Deberían dichos miembros ser mayores de edad o habilitados para administrar sus bienes, tener buena fama y crédito, y asimismo vecinos de los territorios que comprendía el Consulado.

La Junta directiva de dicha Institución comprendía los siguientes cargos: Un Prior, dos Cónsules y ocho Consiliarios, representantes estos últimos de los diferentes grupos de miembros matriculados. Así, dos representaban a los Hacendados, dos a los Comerciantes, dos a los Mercaderes, uno a los Industriales y uno a los Navieros.

Este Cuerpo o Junta directiva era elegido por votación entre los miembros matriculados por un período de dos años, renovándose cada año en los puestos que quedaran vacantes.

Los empleados de la entidad eran fijos y estaban formados por: Secretario, Escribano, Contador, Tesorero, Juez de Alzadas, Asesor, existiendo también Guardas para los almacenes y Porteros.

En la clase de Hacendados fueron varios los que perteneciendo a familias de la nobleza desempeñaron cargos directivos. El 1.° de los Priores, fue el Conde de Amarante (1785) sucediendo a éste el Marqués de Mos (1789-1790) el Marqués de Almeiras (1791-1792) o Jerónimo de Hijosa, de notoria familia de hidalgos (1793-1794).

La Junta de Gobierno se reunía en la Casa del Consulado bajo la presidencia del prior asistiendo a ella además de los Cónsules y Consiliarios, el Secretario, Contador y Tesorero dos veces al mes, siendo las reuniones plenarias de todos los miembros matriculados de la institución a principio y a fin de cada año, siendo en casos de urgente necesidad convocados por el Prior.

Los fines específicos de la Institución están determinados en el artículo 23 del Reglamento y Aranceles de 1778 (en que de manera clara se destaca la representación de Cornide), señala que "Como la mira principal que ha tenido en esta amplia concesión se dirige a establecer la industria y felicidad de mis Vasallos y que a este intento regulo por importante y útilísimo que en todos los puertos habilitados de España donde no hubiera consulados de comercio se formen ahora con arreglo a las Leyes de Castilla e Indias... para que se dediquen a fomentar la Agricultura y fábricas de ella y también a extender y aumentar por cuantos medios sean posibles la navegación a los dominios de América".

El Real Consulado de La Coruña, representó un papel similar al de las Sociedades Económicas de Amigos del País en cuanto al fomento de la producción agrícola e industrial pero mucho más eficaz en cuanto al tráfico mercantil y desenvolvimiento de las comunicaciones marítimas.

Los recursos económicos del Real Consulado para el cumplimiento de sus fines fundacionales procedían de las tres principales fuentes de ingreso de la Institución: en primer lugar de los derechos de Avería, que consistían en la percepción del medio por ciento que sobre el valor de todos los géneros, frutos y efectos comerciales habían de pagar los buques que entraban o salían tanto del puerto de La Coruña como de los de Vigo y de los pertenecientes al arzobispado de Santiago. Incluía también este impuesto las partidas de oro y de plata procedentes de Indias. Su percepción era realizada en las diferentes aduanas en el momento en que se cobraban los derechos reales.

En segundo lugar de las multas impuestas por el Tribunal Consular y Juez de Alzadas, por las infracciones cometidas en la carga y descarga de mercancías, faltas de peso, etc. y en tercer lugar con los fondos económicos producidos por las ayudas prestadas a las embarcaciones durante su estancia en los puertos y suministro de piezas de repuesto por los Almacenes.

Con cargo a estos ingresos el Consulado atendió no sólo a sus propias finalidades sino también, en algún caso, ayudando a la Corona en gastos extraordinarios a causa de las guerras contra Inglaterra y Francia.

Figuran en los Libros de Acuerdos cifras de donaciones y gastos compartidos que hubo de atender el Consulado y coincidieron ocasionalmente con disminuciones en el tráfico de los puertos que lógicamente hacía disminuir los ingresos.

La buena administración que el Consulado tuvo en sus comienzos repercutió indudablemente en la fructífera labor realizada y con proyectos extraordinarios tanto en mejoras hechas en el puerto coruñés como en la reconstrucción y modernización de las funciones del antiguo faro, de la Torre de Hércules, símbolo heráldico de La Coruña.

Fue Don José Cornide uno de los principales promotores de su reconstrucción. El que con tanto entusiasmo se había aplicado a laborar por el progreso de su país natal, y que se había esforzado en la creación de Consulado, prestó desde su cargo de Consiliario la mayor colaboración en la iniciación de sus institucionales.

Teniendo la experiencia de los diez años de experiencia de la Academia de Agricultura puso todo su empeño en orientar la política agraria de la Institución.

Sus consejos e informes así como los escritos de entusiastas gallegos, como Lucas Labrada, Cónsul Jove o Juan Bautista Pardo de Andrade, movieron al Consulado a estimular, mediante la creación de premios, la actividad de los agricultores y la protección de las industrias populares artesanas, renovando, por otra parte, los proyectos de la antigua Academia de promover la importación de nuevas semillas, el cultivo del lino y del cáñamo así como un mejor aprovechamiento de los montes.

Era necesario también el dotar al puerto de La Coruña de mejores instalaciones para atender al creciente tráfico marítimo y mercantil, necesidad más acuciante desde la apertura del comercio y establecimiento de los Correos Marítimos con los dominios españoles ultramarinos. Hemos de señalar que a pesar de ser La Coruña un puerto muy frecuentado y el más importante del norte de España, desde el punto de vista militar, carecía de muelles y rampas adecuadas para la carga y descarga de mercancías.

Fue el Real Consulado, quien con cargo a sus medios económicos, llevó a cabo las obras, que entonces se consideraron necesarias para dotar al puerto de instalaciones para el atraque de buques y su carga y descarga, así como la reconstrucción del antiguo foro o Torre de Hércules.

Estas obras fueron proyectadas y llevadas a cabo por el ingeniero naval y teniente de navio Eustaquio Giannini, consistiendo en la construcción de un muelle de atraque junto a la Puerta de la Torre de Abajo, la reparación de dos rampas enfrente del edificio recién construido de la Aduana así como las obras de restauración de la Torre de Hércules.

En el aspecto industrial la labor realizada por el Real Consulado dentro de su ámbito territorial fue también muy notable. Hemos de considerar que la creación de esta institución coincide, en el tiempo, con el primer desarrollo de la Revolución Industrial en Europa y que aun con cierto retraso tanto su influencia, como el maquinismo incipiente, han de influir en España. En La Coruña, del mismo modo que en otras ciudades españolas, aparecen extranjeros que vienen como maestros de algunas industrias y del mismo modo algunos propietarios de ellas tratan de aprender nuevas técnicas desplazándose fuera de España.

Cumpliendo con los fines de sus Reglamentos, el Consulado se erigió en protector de pequeñas fábricas ya que sus miembros consideraban que era el paso necesario para llegar a una industrialización similar a la que se hallaba en Europa.

Esta fructífera labor tuvo como consecuencia la instalación del gran número de fábricas que se establecieron en Galicia durante los últimos años del siglo XVIII y primeros del XIX, como indican los Almanaques Mercantiles referentes a los citados años.

Otra de las finalidades del Real Consulado fue la de proporcionar cultura e instrucción al pueblo, ya que los ilustrados estimaban que la ignorancia era una de las principales causas de la miseria económica y social. Esa preocupación por lo cultural había de tener en el Consulado un sentido popular: las enseñanzas deberían ser prácticas y utilitarias y por ello se fomentaba la enseñanza profesional a los jóvenes.

Siguiendo esos criterios el Consulado proyectó crear, por una parte Escuelas de formación de los Artesanos, como lo fueron la "Escuela para enseñar a hilar a torno" y la "Escuela de Hilazas" e intentó establecer un "Taller de medias de algodón" y por otra parte las Escuelas de formaciones especiales como lo fueron las de la enseñanza de "Comercio", "Dibujo" y sobre todo la de "Náutica".

Dedicó también sus afanes el Consulado a la adquisición de libros y obras de contenido económico, así en 1794, con los libros que se habían reunido se formó una pequeña biblioteca que tenía por objeto ilustrar a los comerciantes de su matrícula en las prácticas mercantiles, agricultura o industria. Esta pequeña biblioteca fue creciendo con nuevos títulos hasta que en 1806, teniendo como base estos fondos, el canónico de Santiago y hombre de letras Don Pedro Antonio Sánchez fundó la que denominaría Biblioteca del Consulado, primera biblioteca pública de La Coruña y a la que para su formación y mantenimiento legó sus bienes.

Su traslado a Madrid. Secretario de la real academia de la historia

Cuando parecía hallarse Cornide en el apogeo de su actividad pública y las Instituciones en cuya creación había tomado parte se hallaban en perspectivas de un prometedor desarrollo, dejó sus cargos y su domicilio coruñés para trasladarse de modo permanente a Madrid ya que en la Corte, salvo algunos períodos de tiempo dedicados a la realización de estudios o investigaciones, habrá de permanecer hasta su fallecimiento.

Tuvo lugar este traslado en 1789, año de grandes acontecimientos en la Historia: en Europa se iniciaba la Revolución Francesa, los Estados Unidos de Norteamérica proclamaban su independencia y en España comenzaba un nuevo reinado ya que muerto Carlos III el 14 de diciembre de 1788, le sucedía su hijo Carlos IV que recibido por el pueblo español con grandes esperanzas pronto habría de ser influido por los acontecimientos externos.

En la decisión de Cornide pudieron influir determinadas circunstancias ajuicio de Martínez-Barbeito, bien fuera su decepción al considerar que sus esfuerzos para llevar a cabo las mejoras económicas y sociales del país no habían producido los deseados efectos, teniendo en cuenta que había puesto su mejor voluntad en las tareas y servicios que le parecieron más convenientes para favorecer al pueblo, o su vocacional deseo de continuar sus investigaciones y estudios en las ciencias históricas en un medio más adecuado.

En su traslado a Madrid llevó consigo aparte de los libros de su nutrida biblioteca, un gran número de trabajos, memorias y apuntes así como notas sobre los proyectos que deseaba realizar.

Contaba entonces con una edad, cincuenta y cinco años, muy adecuada para el estudio y un deseo de dar a conocer mediante la publicación aquellos trabajos que había elaborado a lo largo de los años.

Muy pronto hizo relaciones con estudiosos y eruditos en aquellas materias que le agradaban. Así participó en debates públicos que sobre Ciencias Naturales se celebraban en los Estudios de San Isidro o asistiendo a las conferencias que sobre la Historia de la Literatura pronunciaba Don Miguel de Manuel.

Pero sus relaciones más importantes habría de tenerlas con la Real Academia de la Historia. Como hemos indicado, desde muy joven había pertenecido Cornide a la docta corporación, como miembro honorario, y a partir de entonces no se había interrumpido su trato con los más famosos eruditos de la época. No fue sólo su correspondencia con el autor de la España Sagrada de que hicimos referencia, sino también con el benedictino gallego P. Pablo Rodríguez, con el que tuvo una gran amistad. Por sus cartas, algunas de las cuales se conservan en la Academia de la Historia, conocemos las noticias que sobre diversos estudios e investigaciones intercambiaban y estando ya Cornide en Madrid dedicado a estudios que sobre la historia de diversas zonas de España le había encargado la Academia, le sugería el P. Benedictino que recogiera, pusiera en orden y publicara aquellos datos, noticias y trabajos que sobre la historia de Gal icia había elaborado durante largos años de estudio.

Debido a sus actividades y cargos en las instituciones públicas de Galicia, se había granjeado también la amistad con las personas de Galicia que ostentaban altos puestos de gobierno así como con los más conspicuos personajes de la Corte de Carlos III, desde el Conde de Aranda, Floridablanca o Rodríguez Campomanes hasta Don Manuel Ventura Figueroa y al iniciarse el reinado de Carlos IV, con los nuevos ministros a cuya cabeza habría de situarse Don Manuel Godoy, Príncipe de la Paz.

La Real Academia de la Historia había centralizado las actividades de los eruditos recogiendo con el concurso de sus miembros una buena parte de la riqueza diplomática y epigráfica de España. Fundada en 1737, fue su primer Director Don Agustín Montiano y Luyando y contó entre sus miembros de número a Campomanes, Cerda y Rico, Llaguno, Martínez Marina, Vargas Ponce, Jovellanos y Don Tomás Antonio Sánchez.

La primera gran empresa que proyectó la Academia fue la formación de un Diccionario Histórico Crítico de España, cosa que no fue realizada. Se emprendieron viajes para realizar excavaciones arqueológicas, estudiar inscripciones y adquirir códices y examinar los archivos españoles así como el estudio de la Geografía antigua a la doble luz de los textos clásicos y de la epigrafía.

Estos trabajos y proyectos constituían para Cornide el mejor premio a su vocación y por ello se puso por completo a disposición de la Institución. Sus relaciones con los académicos fueron magníficas en todo momento y sus méritos y sabiduría fueron reconocidos. Así en 1792 fue designado Académico de número y al poco tiempo era elegido Revisor General y de acuerdo con dicho cargo la Academia le encomendó realizar una serie de viajes por la península, recorriendo la antigua Celtiberia, Castilla la Nueva, zonas del Pirineo y Levante con fines de estudio e investigación que llevó a cabo con eficaces resultados como refleja en los trabajos de carácter arqueológico y geográfico que dejó escritos.

Formó parte también Cornide, por acuerdo de la Academia, de la Comisión que constituida por Don Melchor de Prado, el Conde de Ofalia y Carrillo de Albornoz, se trasladó a Portugal, en noviembre de 1798, con el fin de hacer una copia del Códice de las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio existente en la Biblioteca Nacional de Lisboa y así mismo realizar el estudio de varias inscripciones y monumentos.

Hace referencia Murguía al aprecio y confianza que en él tenía Don Manuel Godoy cuando le pidió, en 1799, que fuera a Portugal a fin de estudiar la situación en que se hallaba dicha nación y los medios que serían convenientes para favorecer su prosperidad.

Durante dos años de permanencia en aquel país, adquirió Cornide toda clase de noticias y datos para llevar a buen fin su encargo. Es una prueba, continúa Murguía, de los planes que Godoy tenía para, con la ayuda de Francia, reinar en Portugal, proyecto que se vendría abajo, al serle ofrecida para reinar solamente la región de los Algarves.

Con los datos y noticias que recogió, preparó Cornide una descripción completa de aquel país y que con el título "Estado de Portugal en 1800", en tres volúmenes, publicaría la Real Academia varios años después del fallecimiento de su autor.

Habiendo regresado a Madrid, con fecha 19 de febrero de 1802, La Real Academia de la Historia le elegía su Secretario Perpetuo. Pasó entonces a vivir en la llamada Casa de la Panadería en la Plaza Mayor madrileña, lugar donde tenía su residencia la insigne Institución.

Poco tiempo pudo Cornide ejercer su nuevo cargo académico, puesto que apenas había transcurrido un año de su toma de posesión, a consecuencia de una pulmonía falleció. Era el 22 de febrero de 1802. Al día siguiente sería enterrado en la Iglesia Parroquial de San Ginés de la capital de España.

Su fallecimiento no le permitió regresar a su tierra natal como eran sus deseos, según manifiesta el tantas veces citado Sr. Martínez Barbeito, y que aunque no era muy viejo, tenía 69 años, se encontraba cansado, era viudo de D.a María Antonia de España y Giráldez, la cual, de su matrimonio con el teniente Coronel del Ejército Don José Alvarez Abreu, habría tenido una sola hija D.a María de las Hermitas, que falleció sin sucesión en 1820.

La obra escrita de Don José Cornide

Siendo el estudio la dedicación vocacional de Cornide, fruto de ella y de la experiencia adquirida en el ejercicio de los cargos públicos a los que dedicó sus afanes durante tantos años, fue una abundantísima producción escrita en toda clase de materias, tanto literarias y del conocimiento del hombre en el pasado, como las científicas, todas ellas cultivadas de acuerdo con las ideas de su siglo, es decir, con las de los hombres de la Ilustración.

Su educación fundamentalmente humanística recibida en la juventud, parece había de inclinarle a actividades de tipo erudito o filosófico, siguiendo un criterio tradicional, pero muy pronto uniría a ella amplios conocimientos científicos; la Geografía, las Ciencias de la Naturaleza (por las que sintió extraordinaria atracción), y la Economía que, con un sentido utilitario y práctico tanto había de desarrollar en el ejercicio de las tareas públicas en las que participó.

Aunque con incansable laboriosidad redactó Memorias, Informes o descripciones o escribió libros donde, aparte de resaltar sus extraordinarios conocimientos, con exquisito juicio presentaba nuevas ideas o trataba de resolver los múltiples problemas que se presentaban en los diferentes cargos por él desempeñados, puede observarse a través de ellos una mayor inclinación por determinadas materias, en las diferentes etapas de su vida.

Así sus investigaciones y estudios sobre el pasado y las ciencias auxiliares de la Historia como son las antigüedades o la Arqueología, la Geografía y los Viajes son objeto de predilección, primero en los años de su juventud y cuando retirado de los asuntos públicos, fija su residencia en Madrid colabora como miembro numerario y finalmente como Secretario Perpetuo en las tareas de la Real Academia de la Historia.

Durante los años en que dedicó toda su actividad a las instituciones de que formó parte, sin abandonar por completo los repetidos temas, singularmente los referentes a la Geografía y los viajes, sus escritos se dedicaron a exponer los proyectos de desenvolvimiento de la agricultura, la pesca y la biología marítimas, a los asuntos económicos y a las obras sociales.

En cuanto a las formas literarias empleadas por Cornide en sus escritos no hemos de buscar en ellos gran brillantez en el uso del lenguaje, pero sí se manifiesta en una prosa de gran claridad de exposición, precisión en los conceptos y en su desarrollo, lo que hace que sus obras sean leídas con interés, teniendo en cuenta las noticias y los rigurosos datos que aporta en los temas por él tratados.

Se halla reflejado en sus escritos el extraordinario amor que, en el desempeño de sus cargos públicos, demostró hacia La Coruña y hacia Galicia, en los que buscaba, con todo empeño y sin reparar en sacrificios, el progreso y bienestar de sus conciudadanos.

Sus temas de preferencia fueron siempre los relativos a La Coruña y a Galicia de tal modo que, en el conjunto de su dilatada obra escrita, más del ochenta por ciento de sus trabajos tratan de este país.

Aunque algunas de sus obras, entre ellas las de mayor extensión, fueron impresas durante su estancia en Madrid, la mayoría de los trabajos de Cornide son manuscritos inéditos, se hallan en la Real Academia de la Historia donde fueron depositados por manda testamentaria de su autor.

Historia

El estudio de la Historia y la aplicación de sus ciencias auxiliares, fue la primera y gran pasión de Cornide. Desde muy joven asimiló los nuevos métodos y el espíritu del siglo en relación con los temas históricos en que el conocimiento del pasado se ha de basar en las fuentes instrumentales tratadas con un sentido crítico. Así la documentación ha de recogerse en los Archivos aún vírgenes, en el terreno mediante la reconstrucción de la Geografía antigua y los viajes de exploración científica que tanto se utilizan en la segunda mitad del siglo XVIII, la Real Academia de la Historia centraliza el movimiento, recoge y salva una gran parte de la riqueza diplomática y epigráfica de España.

En esta escuela militó Cornide y de ahí la importancia de sus escritos, históricos:

  • "Disertación geográfica e histórica sobre cuál hubiese sido el antiguo asiento de la ciudad Límica o Lémica, señalada por patria de Idacio en el prólogo de su Cronicón. Santiago. Imprenta de Don Andrés Fraiz. 4.° (Sin fecha, 1755?) (La escribió y presentó para ser admitido Académico Honorario de la Real de la Historia).
  • "Varios apuntes que tenía recogidos para la descripción de la antigua Galicia" (Manuscrito)
  • "De los límites en general de la provincia de Galicia, según sus demarcaciones naturales y civiles y de los que tenían entre sí los Conventos Jurídicos." (Manuscrito).
  • "Noticias de varias cosas particulares de La Coruña. Copias y noticias de varias inscripciones". (Manuscrito).
  • "Disertación sobre los primitivos pobladores de Galicia". (Manuscrito). (Estudio de las teorías de Masdeu, Flórez y Manuel Risco).
  • "Las Casitérides o Islas del Estaño restituidas a los mares de Galicia" por Don Joseph Cornide Saavedra. Disertación crítica en que se procura probar que estas islas no son las Sorlingas, como pretende en su Britania Guillermo Cambden y si las de la costa occidental del Reino de Galicia". Madrid, por Benito Cano. 1790, 8.°
  • "Investigaciones sobre la fundación y fábrica de la Torre llamada de Hércules, situada en la entrada del puerto de La Coruña", por Don Joseph Cornide, vecino de dicha ciudad y Académico Supernumerario de la Real Academia de la Historia. Madrid, en la Oficina de Don Benito Cano. Año de 1792, 4.°, 58 p. 6 lám. (Explica Cornide en la Introducción de su trabajo las razones de la publicación de su estudio cuales fueron el encargo del Ministerio de Marina a la Academia de Historia de disponer dos inscripciones para colocarlas en la Torre de Hércules, que acababa de ser reconstruida a costa de los fondos económicos del Real Consulado de Galicia y su deseo de dar a conocer este monumento de la antigüedad).
  • "Memoria en que se procura investigar el verdadero sitio de la Villa Celenense" (Manuscrito). (Este trabajo fue atribuido al miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia, Freiré de Andrade, aunque se considera obra de Cornide).
  • Memoria sobre el dios Ognio o Hércules Céltico" (Manuscrito).
  • "Papeles concernientes al itinerario de Antonio Pío, que iba recogiendo para ilustrarlo".
  • Ilustraciones al Itinerario de Antonino Pío" (MS). (Es una descripción comentada de las vías trazadas por los romanos en España. No incluye en ellas las tres principales vías romanas de Galicia).
  • "Noticia de las antigüedades de Cabeza del Griego, reconocidas de orden de la Real Academia de la Historia por Don Joseph Cornide Saavedra" (Impreso) (s.l., s.i., s.a.) 244 p. 4.° (23 cms.) (En la Introducción hace un relato del viaje que por encargo de la Real Academia de la Historia hizo desde Aranjuez a Cabeza del Griego el día 25 de junio de 1793).
  • "Extensión y límites de la Celtiberia, ríos, montes, poblados y caminos. Descubrimiento de sus pueblos, con alusiones a geógrafos romanos y griegos así como a estudios de Ambrosio de Morales, Zurita y otros" (Figura inserta en laa edición de "Noticia de las antigüedades de Cabeza del Griego..." y fue también publicada en el T.I de las Memorias de la Academia de la Historia, 1803).
  • "Borrador de la Memoria de Don Joseph Cornide sobre las antigüedades de Cabeza del Griego. (Manuscrito).
  • "Apuntes de Don Joseph Cornide Saavedra para una disertación sobre los Toros de Guisando". (Manuscrito).
  • "Noticias de las ruinas de Talavera la Vieja por Don Ignacio de Hermosilla y Sandoval. Continuación por Don Joseph Cornide Saavedra" (Fue publicado este trabajo en el Tomo I de las Memorias de la Real Academia de la Historia, Madrid, 1803).
  • "Carta de Don Joseph Cornide sobre el sitio en que estuvo Munda, lugar donde César venció a los hijos de Pompeyo". (Manuscrito).
  • "Crónica de San Luis, Rey de Francia, nieto del rey Don Alonso VIII de Castilla, compuesta en francés por el Señor de Joinville, traducida al castellano y dirigida a la majestad de la Reina Doña Isabel, mujer de Felipe II, por Jacques Ledel, su vasallo y criado, Impresa en Toledo por Francisco de Guzmán, en el año 1587 y ahora nuevamente publicada con un discurso preliminar y varias notas y apéndices que contribuyen a ilustrar la vida del Santo por Don Joseph Cornide Saavedra. Madrid, Imp. de Sancha. 1794, Fol°. (En el discurso preliminar hace Cornide referencia a la vida y personalidad del autor, Jean de Joinville, Senescal de la provincia de Champaña y que sirviendo al lado de San Luis en la conquista de la Tierra Santa fue testigo ocular de sus gloriosas acciones. Habla de la primera traducción castellana que fue debida a Antonio Pedro de Rieux, sobre el manuscrito de Joinville. Hace alusión a varias biografías del Santo y contiene un breve resumen de la vida de Joinville.

Geografía, cartografía y viajes

Muy grande fue la importancia que en la época de la Ilustración adquirieron los estudiosos geográficos, la Cartografía y las descripciones de Viajes y Expediciones. Fueron publicadas múltiples obras de Geografía descriptiva tanto de las regiones españolas como de los países americanos debidas a famosos tratadistas como José Antonio de Villaseñor, Cano y Olmedilla y Vicente Tofiño, así como la labor descriptiva y cartográfica de Tomás López, relativa a las provincias de España. La Real Academia de la Historia aprobó en 1766 el proyecto de formar un Diccionario Geográfico de España, considerando que la ciencia geográfica además de la descripción actual de los territorios, como auxiliar de la Historia, tenía como misión el conocimiento del lugar en que los hechos del pasado habían sucedido.

Es indudable que estos conceptos movieron a Cornide a realizar sus trabajos tanto de la Geografía Histórica como de la descripción y observaciones de sus viajes.

  • "Descripción de la costa de Galicia y de sus tres conventos jurídicos. (Manuscr.).
  • "Prólogo de Don Joseph Cornide del Mapa de la provincia de Galicia, según el estado que tenía en tiempo de los romanos". (Manuscrito).
  • "Mapa corográfico de la antigua Galicia arreglado a las descripciones de los geógrafos griegos y romanos con una lista de la correspondencia de los nombres antiguos a los modernos". Madrid, 1790. (Se señalan en esta obra los instrumentos que fueron utilizados con ana relación del nombre moderno de muchas regiones y pueblos).
  • "Mapas de los Obispados de Orense y Mondoñedo" (Publicados los volúmenes XVII y VXIII de "España Sagrada" del P. Enrique Flórez).
  • "Descripción circunstanciada de la costa de Galicia, noticias de la pesca que se hace en sus puertos y de los barcos y aparejos de sus matriculados, formada por D. Joseph Cornide Saavedra. Año 1785, según las relaciones comunicadas a la Real Sociedad Compostelana por los Caballeros Ministros de matrícula". (Manusc.)
  • "Descripción de las Rías y puertos de Galicia". En el libro III de la Descripción de este Reino por el Lic. Molina, con anotaciones de Don Joseph Cornide.
  • "Artículos del Diccionario Geográfico de Galicia" (Consta de unas mil papeletas en las que se describen varias poblaciones de Galicia; se refieren a Sada y a La Coruña los datos más importantes).
  • "Geográfica de España por el Nubiense", traducida del árabe con notas e ilustraciones. (Manusc.)
  • "Varios artículos geográficos de Galicia". (Manuscr.)
  • "Ensayo de una descripción física de España" (Madrid, 1803)
  • "Descripciones de Historia Natural del Pirineo" (Manuscr.)
  • "Papeletas geográficas de algunos pueblos de España". (Manuscr.)
  • "Algunos nombres geográficos que se hallan en el repartimiento de Sevilla y en varios autores". (Manuscr.)
  • "Viajes de Don Joseph Cornide por algunos puntos de Galicia: "Borrador de un viaje de Villafranca a Santiago" (Hace algunas observaciones sobre el paisaje, la agricultura y la artesanía rural). "Observaciones de viaje desde Puentedeume por Caaveiro y de Puentes a Villalba" (Describe en este trabajo el Monasterio de Caaveiro, haciendo una crítica de la famosa leyenda sobre la casulla, el cáliz y los anteojos de S. Rosendo).
  • "Viaje de Santiago a Corcubión" (Describe algunos edificios notables de Negreira y la Casa de "El Cotón" y el Puente Maceira). (Manuscritos)
  • "Viaje de La Coruña a Madrid por Orense, Zamora y Salamanca" (Contiene datos de gran interés sobre los caminos, las zonas que visita, los monumentos y las tradiciones.) (Manuscrito)
  • "Diario de un viaje de Mondego a Madrid" (Describe la ciudad de Astorga). (Ms.)
  • "Itinerario de Galicia" (Describe su viaje de Madrid a Vigo). (Ms.)
  • "Viajes de Don Joseph Cornide por los alrededores de Madrid" (Manuscrito)
  • "Viajes que hizo a Uclés y a Sahelices para reconocer las antigüedades de Cabeza del Griego y determinar la Geografía de la Celtiberia" (Ms.)
  • "Viaje de Don José Cornide a Murcia y a Valencia" (Manuscrito)

Estudios filológicos

El gran interés de Cornide por la lengua gallega y los trabajos que sobre ella realizó, fueron dados a conocer, por vez primera, en el magnífico estudio de Carlos Martínez-Barbeito titulado "Don José Cornide y su Catálogo de palabras gallegas" publicado en el volumen XXVII, de 1957, del Boletín de la Real Academia Gallega.

A través de su contenido nos damos cuenta del caudal de erudición filológica de Cornide, su conocimiento de la obra de gramáticos como Bernardo de Alderete y sobre todo de los estudios, que sobre la lengua gallega, realizaron sus contemporáneos gallegos como el P. Sarmiento, Sobreira o el P. Rodríguez, cuyos trabajos, por él copiados y analizados, constituyeron un conjunto de datos de aplicación para la realización de su labor.

Las investigaciones de Martínez Barbeito en los fondos documentales existentes en la Real Academia Gallega dieron como resultado el descubrimiento de varios manuscritos autógrafos de Cornide referentes a nuestra lengua vernácula, que con otros papeles de contenido histórico y literario constituyen la donación hecha a dicha corporación por Doña Eladia de la Iglesia y que habían pertenecido a sus hermanos Don Francisco María y Don Antonio, conocidos literatos. Los referidos manuscritos de Cornide habían servido como materiales para la redacción del Diccionario de la lengua Gallega de Don Francisco Javier Rodríguez, primero de los diccionarios impresos en gallego.

La relación de los manuscritos filológicos que cita son en realidad una colección de datos y apuntes tomados de varios autores utilizados para la redacción de su Catálogo, y son los siguientes: 1) "Bocablos (sic) del idioma vulgar que se hallan en las historias y escrituras 2) "Palabras de las lenguas gótica y árabe según los trae Alderete en "El origen de la lengua castellana "; "Lista de algunos vocablos anticuados que se hallan en la Crónica de Don Alonso Onceno, por Juan Núñez de Villazán"; Varios trabajos del P. Sarmiento referentes a las transformaciones que experimentan los sonidos vocales y consonantes al pasar del latín a los idiomas romances y "Traslado de algunas coplas del Cancionero de Alvarez de Villasandino", de las que hace una crítica personal de carácter filológico. Una mayor originalidad, producto de sus observaciones durante los múltiples viajes que realizó por diversas comarcas gallegas o en las que vivió, presentan los cuatro cuadernillos que comprende la "Lista de algunos pueblos, ríos, montes e islas de Galicia que parecen de origen céltico, o a los que no se les descubre semejanza con el latín y tan notadas las variedades con que se hallan en instrumentos o autores antiguos".

El "Catálogo de palabras gallegas" se halla en un volumen de 256 páginas manuscritas en cuyo contenido, aparte de su inequívoca caligrafía, se hallan fehacientes muestras de su atribución a Cornide. Tales son la abundancia de palabras procedentes de la historia natural, las constantes referencias a Sarmiento, el cuidado con que analiza la etimología de los topónimos y de los apellidos familiares así como el referirse a zonas y localidades mencionados en escrituras referentes a señoríos de su propiedad.

Las fuentes utilizadas en la redacción del Catálogo son, por un lado cultas como procedentes de libros y documentos y por otro populares o tomadas de la observación directa del lenguaje de los labradores y marineros.

En el uso de las primeras hace gala Cornide de un conocimiento profundo de todas las colecciones existentes en su época y muestra asimismo su enorme erudición en la etimología de las palabras tanto las procedentes de los idiomas clásicos, griego o latín, como de otro idiomas tanto antiguos como modernos.

Poesía en gallego

La fecunda pluma de Cornide en las diversas ramas del saber humano, no tiene, sin embargo, representación poética de importancia, ya que dicho género sólo fue cultivado por él de manera extemporánea y ocasional.

Su breve producción poética fue dada a conocer por Don Manuel Murguía en el trabajo titulado "Poesías de Cornide en Gallego", publicado en el Boletín de la Real Academia Gallega (Tomo X, 1917).

Señala que, a pesar del prosaismo imperante e el siglo XVIII, la vena poética se hallaba presente en las fiestas populares de ciudades y villas, como sucedía en Noy a en la festividad de San Bartolomé.

Muy celebrada fue en Sada la fecha del nacimiento de Carlos III en el mes de enero de 1761, tanto por la popularidad del Rey, de quien se esperaban toda clase de prosperidades, como por participar en los festejos la fábrica de Jarcias, siendo Ministro de su Maestranza Don Juan Gil Taboada. A estas fiestas acudían las familias más notables de La Coruña y Betanzos asistiendo también a ellas D. José Cornide, que a la sazón se hallaba en Mondego.

No hubiera quedado noticia de estos festejos a no haberse conservado copia de unas "Décimas" escritas por Cornide y en las que en un lenguaje festivo y socarrón, y utilizando "la chispa epigramática de un buen escarnio" hace una completa descripción de como se desarrolló la fiesta.

Esta forma de expresión y las posibles alusiones disgustó a algunos personajes, entre ellos un tal Salgado y a Gil Taboada. Salgado replicó desenfadadamente y Cornide le contestó con una nueva "Decima".

Otra composición poética de Cornide en gallego fue el "Soneto a Fi-lida", que es considerada por José María Alvarez Blánquez como un verdadero madrigal y la mejor composición de la lírica gallega en el siglo XVIII y que sólo por ella puede ser considerado Cornide como verdadero poeta.

Las tres composiciones poéticas, de puño y letra de Cornide fueron encontradas por Don Antonio Rey Escariz por quien fueron mostradas a Murguía.

Figuran en el Vol. II de Escolma de Poesía Galega y son:

  • "Décimas" (En que se describen las fiestas celebradas en Sada con motivo del cumpleaños de Carlos III, en enero de 1761).
  • "Décimas" (En las que se contesta a la réplica de Salgado).
  • "Soneto a Filida".

Enseñanza y cultura

  • "Informe sobre el estado en que se encontraba la Educación de la juventud en Galicia, dirigido al Príncipe de la Paz. Año 1793 (?). (Responde Cornide con gran rigor y claridad a las nueve preguntas que en el cuestionario le hace D. Manuel Godoy). (Ms.)
  • "Informe que dio al Consejo de Castilla, sobre la conducta, literatura y disposición de los diecinueve pretendientes a la plaza de Archivero General de Galicia". Año 1775 (?). (Era entonces Presidente del Consejo de Castilla Don Manuel Ventura Figueroa).
  • "Papel de Don José Cornide Saavedra al Excmo. Sr. Don Francisco de Saavedra sobre las enseñanzas que podrían fomentarse en la ciudad de Santiago. Año de 1798". (Ms)
  • "Observaciones sobre el establecimiento de una Biblioteca Pública en La Coruña". (Manuscrito).
  • "Informes de Don José Cornide sobre la Carta del Abate Hervás, impresa y no publicada en la que se da cuenta de los papeles contenidos en los Archivos de Barcelona y Uclés".
  • "Noticias de algunos juegos para aumentar el tratado de los de Rodrigo de Caro". (Manuscrito).

Las ciencias naturales

El estudio y desarrollo de las ciencias naturales constituyeron para Cornide una verdadera pasión. Esta afición, fomentada, indudablemente por el nuevo espíritu de la Ilustración, que consideraba la Naturaleza como fuente de toda clase de riquezas, y por ello estimaba que su estudio era el mejor modo de fomentar el progreso y el bienestar de la población tanto en La Coruña como en el resto de Galicia.

Los monarcas de la casa de Borbón dieron extraordinario impulso a este progreso en diversos lugares de España. Así Fernando VI gestionó la venida del naturalista Loefflin, discípulo de Linneo y de Guillermo Bowles con el fin de que estudiaran las producciones de nuestro suelo, comenzando por la minería. En 1755 se estableció en el Soto de Migas Calientes el primer Jardín Botánico del Estado y Carlos III encargó a Gri-maldi la creación de un Gabinete de Historia Nacional encargando a renombrados botánicos el estudio de la flora de varias regiones españolas.

Cornide en los muchos viajes realizados por toda Galicia hizo numerosos estudios sobre la minería, la botánica y la pesca que refleja en sus escritos.

Obras generales

  • "Ensayo sobre el origen, progresos y estado de la Historia Natural entre los antiguos anteriores a Plinio, por don José Cornide Saavedra. Madrid, Imprenta Cano, 1794, 8.° (De este libro da también noticia el naturalista Colmeiro en su obra "La Botánica y los botánicos en la península Hispano-Lusitana".)
  • "Papeles curiosos de Historia Natural recogidos por Don José Cornide Saavedra" (Mans.)

Minería

  • "Noticias sobre el descubrimiento de una mina de carbón en tierra de Galicia". (Manuscrito). (Este trabajo fue premiado por la Sociedad Económica de Amigos del País de Santiago. Dicho descubrimiento tuvo lugar en Puentes de García Rodríguez. Quiso Cornide formar una Compañía que dibujase un plano y obtuviera más datos).
  • "Memoria sobre la mina de Cobre del Seixo en Galicia". (Con citas de Zervela, Alariz y Carrocedo).
  • "Noticias recogidas por Don José Cornide sobre Minas en España" (Manuscrito).
  • Memoria sobre las minas de Galicia y otras producciones de orden mineral. (Manuscrito). (Es un trabajo muy erudito y enriquecido en su parte histórica con referencias tomadas de escritores antiguos y del Licenciado Molina).
  • "Noticias de las Minas de estaño de Monterrey en Galicia" (Manuscrito).

Botánica. Agricultura

  • "Nombres de yerbas y plantas con las correspondientes palabras latinas". (Manuscrito).
  • "Memoria sobre la planta llamada Orchilla en la costa de Galicia". (Manuscrito).
  • "Carta dirigida por Don José Cornide Saavedra a un amigo de Madrid, sobre el método de adelantar las dehesas reales en Galicia" (Manuscrito).
  • "Memoria sobre el cultivo de los montes comunes en Galicia". (Manuscrito). (Entre los fondos -que en la Sección Papeles de Cornide se conservan en el Archivo histórico del Reino de Galicia son varios los informes referentes al cultivo y repoblación de los Montes de Galicia, elaborados todos ellos para la Real Academia de Agricultura de que hemos hecho referencia).
  • "Informe que Don José Cornide Saavedra dio al Gobernador del Consejo sobre un proyecto de Don Antonio Valdés, Teniente del Regimiento de Compostela, sobre fomentar los arbolados de Galicia, excitando a los propietarios el gusto por las plantas y facilitándoles el modo de hacerlos con menos coste y con una policía que al mismo tiempo que asegure su existencia, conserve a los ganados el medio de existir". (Manuscrito).

La pesca

La disputa entre los pescadores gallegos y los armadores catalanes que vinieron a Galicia, no sólo a pescar, sino a establecer industrias de salazón, fue sin duda el más fuerte acicate que movió a Cornide tanto a favorecer y colaborar en la creación del Montepío de la Pesca de Galicia como a profundizar en el conocimiento y desarrollo de la economía marítima y en el estudio de su biología, siendo precursor de la Ictiología Marina en España.

  • "Observaciones de Don José Cornide, Regidor de Santiago, que forma a nombre de su ciudad, sobre la cuestión sustentada entre catalanes y gallegos, relativa a la pesca de la sardina en la costa de Galicia y que presenta a los señores de la Junta mandada formar por Real Resolución de 12 de febrero de 1774". (Manuscrito).
  • "Informe de Don José Cornide a la Sociedad Compostelana sobre el uso de la Jábega" (Manuscrito).
  • "Informe de Don José Cornide sobre todos los sobrecargos que sufre la pesca de la sardina, sobre el estado de la misma y medios de mejorarla en los puertos de Galicia". (Manuscrito).
  • "Informe sobre lo que debía hacerse para proceder con el debido conocimiento en el fomento de la pesca del Reino de Galicia". (Manuscrito)
  • "Proyectos de un Montepío para el fomento de las pesquerías de Galicia" (Manusc.)
  • "Memoria sobre la pesca de la sardina en las costas de Galicia" por Don Joseph Cornide, Regidor de la ciudad de Santiago. Madrid, MDCCLXXIX, Por Joaquín Iberra, 156 pag. Hace alusión en el Discurso preliminar, único, a la pesca de los catalanes en Galicia y el uso de la Jábega desde 1750, razones por las que los pescadores gallegos deben ser defendidos y medios que han de usarse para la conservación de la pesca. Estudia la Sardina desde el punto de vista biológico y señala sus modos de vida al caminar en bandas. Los aparejos de pesca utilizados desde la antigüedad, buques empleados. Modos de defender dicha pesca con promoción de otros pescados como el abadejo. En los cinco apéndices de la publicación incluye varios asuntos relacionados con el tema:
    • I.-Real Orden de 12 de febrero de 1774 sobre el uso de la jábega;
    • II.-Escrito por el que es Comisionado por la ciudad de Santiago;
    • III.-Memorial sobre el uso de la Jábega;
    • IV.-Ley Real sobre las ordenanzas de pesca en Pontevedra, La Coruña y Aviles
    • V.-La jurisdicción de Marina y sus Ministros. Ordenanzas de diversos puertos.
  • "Ensayo de una Historia de los peces y otras producciones marinas de las costas de Galicia", arreglado al sistema de Caballero Linneo, con un tratado de las diversas pescas y aparejos con que se practican por Don Joseph Cornide Saavedra. Madrid. Imprenta de Benito Cano. 1788, 8.° (En el prólogo de esta obra dice Cornide que estando, en aquella época, el estudio de la Historia Natural del mar "casi enteramente descuidada en España y del todo desconocida en Galicia" tuvo que contentarse con leer los pocos libros de que tenía conocimiento y a utilizar tanto fuentes de los clásicos desde Aristóteles, Plinio el Viejo y Dioscórides como de los modernos Rondelet (a quien denomina Rondelecio), naturalista de Montpellier del siglo XVI y otros más próximo a él como Stalígero, Buffon y Lineo. Comienza la obra estudiando la morada hidrológica de las especies y realizando la primera descripción de la plataforma submarina, el relieve y configuración de la meseta continental submarina desde las desembocaduras de los grandes ríos y formación de las rías hasta las regiones abisales. Del mismo modo hace alusión a las materias orgánicas errantes en el agua, lo que hoy se denomina plancton, haciendo la observación de que en las Rías de Galicia su "natural disposición las hace abundantes en esta materia", que es el principal alimento de los peces. Sigue por último con una prolija descripción de las especies marinas siguiendo el sistema de Linneo, como indica la portada de la obra, aunque en muchos casos impera en la descripción y clasificación su propio criterio).

Comercio, industria, economía

  • "Papeles y apuntes de Don José Cornide Saavedra concernientes a la población, agricultura, comercio e industria de Galicia". (Manuscrito)
  • "Observaciones sobre la población, agricultura, industria y comercio de Galicia" (Manuscrito). (Viene a ser este estudio un complemento de lo contenido en el manuscr. anterior).
  • "Informe que de Real Orden dio Don José Cornide Saavedra, en 1778, sobre una representación del Comercio de La Coruña, quejándose de que se quisiera redimir el encabezamiento formado para el mismo año del derecho del 10 por 100, impuesto sobre géneros por menor". (Manuscrito)
  • "Observaciones sobre el establecimiento de Correos Marítimos en La Coruña". (Manuscrito)
  • "Observaciones sueltas sobre el fomento de nuestra Marina". (Manuscrito)

Escritos sobre Portugal

Corresponden a los últimos años de su actividad y sus temas se hallan referidos a las dos etapas de su viaje a Portugal, la primera de dichas etapas cuando fue comisionado por la Real Academia de la Historia en compañía de Melchor de Prado y de Carrillo de Albornoz para realizar estudios sobre inscripciones y monumentos en los años 1798 y 1799 y la segunda, entre 1800 y 1801, en que sus estudios están referidos al "Estado de Portugal".

  • "Inscripciones y papeletas geográficas de los pueblos de Lusitania". (Manuscrito)
  • "Geografía antigua de Portugal". Juntamente con este estudio se hallan "Dioses antiguos de la Lusitania", "Descripción de sus costas", "Inscripciones" y "El Itinerario de Antonino Pío por Portugal y Extremadura". (Manuscritos)
  • "índice geográfico de los pueblos de Portugal" (Manusc.)
  • "Apuntes y papeles que recogió para formar su obra acerca del Estado de Portugal en 1800" (Manuscrito)
  • "Estado de Portugal en el año 1800". Obra en tres volúmenes impresa en Madrid, 1803.
  • "Materiales recogidos para la composición del tomo IV de la obra "Estado de Portugal en 1800".

Papeles existentes en el archivo histórico del reino de Galicia

Fueron entregados al Archivo, en calidad de donación, en 1895, por Don Ángel Hermosilla, ilustre coruñés, Auditor General de la Armada, fallecido en Madrid en 1924. Hombre de vasta erudición llegó a poseer una importante biblioteca legada a la Real Academia Gallega, de la que era miembro de Honor y por herencia familiar los libros y papeles que pertenecieron a Don José Andrés Cornide Saavedra. Constituyen esta documentación 304 piezas en 18 legajos, de estudios, borradores, minutas, cartas, originales y copias sobre diversos asuntos, la mayor parte referentes a problemas regionales, sobre temas históricos, geográficos, económicos y sociales, sobre ciencias naturales, literatura y referentes a América. De estos grupos hacemos un breve resumen:

Histórico-Geográficos

Notas sobre el feudalismo y señoríos en España; Disertación sobre las Casitérides. Idea de una edición de crónicas y memorias de los reyes de Castilla; Noticia sobre blasones y hombres célebres de Galicia; Descripción circunstanciada de la costa de Galicia y raya donde se une con Portugal, etc.

Económicos y sociales

Real Montepío de Pesca de Galicia; La Sociedad Económica de Amigos del País de Santiago de Compostela; Asociaciones de Caridad; Gremios de Mareantes y Pescadores; Establecimiento de la Academia de Agricultura de La Coruña; Fomento del cultivo de cereales, montes, etc.; Uso de la Jábega en los barcos de pesca, etc.

Ciencias Naturales

Estudio de las aguas minero medicinales de Galicia; Melificación; Apuntes y papeletas para un Diccionario de Peces; Sobre el Protomedicato de La Coruña, etc.

Literatura

Notas sobre la utilidad del Teatro; Fiestas Literarias; Semanario político, histórico y literario de La Coruña.

Papeles referentes a América

Sobre el Virreinato de la Nueva España durante la gestión del Marqués de Croix, Don Carlos Francisco de la Croix (1766-1771), del cual fue Asesor General Don Diego Antonio Cornide, padre de Don José Andrés.

José Andrés Cornide Saavedra y Folgueira

N. 25 abril 1734 · A Coruña

M. 22 febrero 1803 · Madrid

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