Larpeirada es la palabra que en gallego designa lo dulce, lo goloso, lo glotón. Y A Coruña es una ciudad que sabe sucumbir a los placeres de la repostería más tradicional y también creativa, con establecimientos que son auténticos templos para endulzar los paladares.
No puedes visitar A Coruña y no probar sus churros con chocolate de Bonilla o El Timón, presentes en desayunos y meriendas, y que dividen los corazones de los coruñeses a la hora de elegir cuáles son los mejores.
Si eres de los que te pierde un dulce más que cualquier otra cosa en el mundo y lo saboreas sin remordimientos, acércate a alguna de nuestras clásicas confiterías, artesanales y de larga tradición, como Glaccé o Berna, y deléitate con sus vitrinas repletas de felicidad: caracolas, bombas de crema, milhojas, brazos de nata con fresas, tartas, pasteles y pastas de té. O esos deliciosos roscones de Reyes, de fama nacional, jugosos, con azúcar, crema y fruta escarchada, que provocan largas colas en época navideña. Ah! Y no nos olvidemos de los delicados pastelitos en miniatura de la confitería Paris.
Endulzar tu viaje no será tarea difícil. Existen también maestros pasteleros que agregan nuevos sabores, formas y colores a la oferta dulce. Muestra de esta gran pericia la encontrarás en establecimientos como Habaziro, con maravillosos croissants de avellana, pistacho o chocolate, tartas, tartaletas, bizcochos y cookies. O en Doriel, virtuoso del chocolate y a la hora de realizar creativas elaboraciones que dejan embelesados a sus clientes. Un buen café como acompañamiento será la pareja imbatible.
Y entre dulce y dulce, la refrescante oferta heladera y de coctelería completa el mapa de sabores más tentadores de la ciudad. A lo largo de la Avenida de la Marina encontrarás una buena muestra de las mejores heladerías, apetecibles en cualquier época del año.
"¡Es el momento de concederse uno (o varios) caprichos!"