La presencia de animales acompañando nuestras vidas en las ciudades es cada vez más frecuente. De mano de ello, en los últimos años han aparecido diversas normativas que intentan gestionar su tenencia, intentando adelantarse o reconducir problemas que enturbian la relación entre seres humanos y animales. Fomentar un cuidado responsable y ético; evitar la introducción de especies exóticas o el comercio de especies vulnerables son tópicos de interés en este ámbito. Junto a esta vecindad de carácter doméstico hay otra más natural que es a menudo blanco de críticas por las molestias que generan: las especies silvestres que comparten con nosotros la ciudad. Ratas, estorninos, palomas o gaviotas son las más conocidas.