Por "ser virgen" se suele entender no haber realizado nunca el coito. Durante mucho tiempo se pensó que la rotura del himen era prueba inequívoca de la pérdida de la virginidad. Hoy, sin embargo, se sabe que no tiene por qué ser así. El himen es una membrana que tapa en parte los bordes de la abertura vaginal. El himen puede tener diferentes formas, tamaños y grosores, y ser más o menos elástico. Aunque casi todas las mujeres nacen con él, es fácil que el himen sufra pequeños desgarros por el borde con diversas actividades cotidianas; o puede que esto suceda durante la penetración. Así que igual lo tienes o igual no. Por eso no vale la pena que te obsesiones con el himen, pero consulta tus dudas o dificultades.
La virginidad se ha mitificado mucho, como si fuera lo más importante de una mujer. Hoy esta mentalidad ha cambiado (al menos en la mayor parte de las personas de las sociedades occidentales), y se valora que también las mujeres puedan disfrutar de su sexualidad de una forma más libre, madura y responsable sin estar obsesionadas con mantener a toda costa su virginidad, lo cual no quiere decir que mantenerla no sea una opción igualmente libre y respetable. En este tema, como en todos los relacionados con la sexualidad, lo que importa es sentirse libre y con seguridad y responsabilidad a la hora de tomar decisiones y obrar en consecuencia, respetando siempre las opciones de los demás.
Esta idea es totalmente falsa. ¡Claro que se pueden tener relaciones sexuales teniendo la regla! Lo que puede pasar es que a la chica o a su pareja no les apetezca. Muchas chicas se sienten durante esos días incómodas y a sus parejas puede que no les parezca agradable. En cambio, hay chicas que dicen tener más deseo sexual durante los días de regla. Es una cuestión de gustos.
También hay que aclarar que haciendo el amor con la regla no tiene por qué cogerse ninguna infección (siempre que la pareja esté sana). La sangre proviene del útero y está limpia de gérmenes. El flujo menstrual no es nada sucio, sino más bien todo lo contrario: al fin y al cabo, lo que se expulsa es sangre limpia y la mucosa (endometrio) que hubiese servido de "cama" donde implantarse al óvulo ya fecundado en la trompa.
Sobre la masturbación se han levantado muchos mitos, normalmente nacidos de la idea de que es algo pecaminoso y sucio. Se ha dicho que la masturbación produce ceguera, esterilidad, que seca el cerebro, que hace que salgan granos, que impide el crecimiento... Se dice que las personas que se masturban están obsesionadas con el sexo o que "están salidas"... En otros momentos, en cambio, se dijo que la masturbación era muy sana y que todo el mundo tenía que hacerlo...
En fin, como en casi todo, respecto a este tema las cosas no son ni blancas ni negras. Masturbarse no es malo, ni produce ninguno de esos daños que se le han atribuido. La masturbación, que consiste en acariciarse los órganos sexuales para obtener placer, no es nada malo ni anormal. De hecho, es muy frecuente, sobre todo en la adolescencia, y la mayoría de los chicos y las chicas aprenden, mediante la masturbación, a experimentar el sexo y a conocer mejor su cuerpo y sus reacciones. En este sentido, puede ser una práctica muy satisfactoria e interesante. Ahora bien, la masturbación está bien si se hace porque apetece, no porque "todo el mundo lo hace" o porque "hay que hacerlo para ser guay".
¡Ah! Y lo de las espinillas. Todavía se comenta lo de que masturbarse hace que salgan más espinillas. Aclaremos esto: la etapa en la que es más frecuente "hacerse pajas" suele coincidir con la etapa en la que salen más granos: la adolescencia. Pero las responsables últimas de las espinillas no son las pajas, sino las hormonas; que también vienen a ser las culpables de tu mayor deseo sexual.
Otro mito bastante extendido es que las chicas no se masturban, y que las chicas que lo hacen es que son más salidas. Esto no es verdad. Tanto los chicos como las chicas se masturban. ¿Por qué se cree entonces que la masturbación es cosa de chicos? Posiblemente, porque no siempre ha estado bien visto socialmente que las chicas se masturben, y tal vez por eso, tradicionalmente se ha hablado menos de la masturbación femenina, que se mantenía oculta. Por otra parte las chicas, en general, hablan menos de su sexualidad que los chicos. Tal vez en eso influye el hecho de que, cuando una chica habla de sexo como lo hace un chico, suele haber siempre alguien que la llama promiscua o salida... Aunque se ha avanzado mucho en las cuestiones relacionadas con la sexualidad, todavía queda mucho por hacer. Lo ideal sería que tanto chicos como chicas pudieran vivir su sexualidad y hablar de ella (si lo desean) sin temor a críticas.
El tema de la virginidad es un poco complicado. Normalmente se entiende que alguien es virgen cuando no ha realizado nunca el coito vaginal, es decir, la relación sexual con penetración del pene en la vagina. Esto puede producir confusiones porque ¿es virgen quien ha mantenido prácticas sexuales como el sexo oral o anal, por ejemplo, pero no el coito vaginal? ¿Las lesbianas que nunca han tenido una relación con penetración, son siempre vírgenes?
Otras veces se dice que la virginidad exige que el himen esté intacto. Según esto, la virginidad es sólo cosa de chicas. Los chicos nunca son vírgenes. E incluso respecto de las chicas, pueden surgir confusiones: si una chica tiene el himen ya un poco desgarrado por el borde, aunque no haya tenido ninguna relación sexual con penetración vaginal (por ejemplo, por un golpe, o por ir en bici; aunque no es corriente) ¿ya no es virgen?
Estos conceptos de virginidad se basan en la creencia de que la relación sexual tiene que implicar necesariamente la penetración y en la creencia de que la persona tiene más valor si no tiene experiencia sexual. Esta mentalidad ha cambiado. En realidad, el concepto de virginidad tiene poca importancia hoy en día. Lo importante es que la persona disfrute de su sexualidad, y realice en cada momento las prácticas que desee, con quien desee realizarlas y tomando siempre precauciones para no sufrir. Así que, ¡no te obsesiones con el tema de la virginidad! Este tema tiene la importancia que TÚ quieras darle. Y esto quiere decir también, naturalmente, que las opciones que pasan por considerar la virginidad como un valor, también son respetables, siempre que sean libremente elegidas y asumidas, y no impuestas por terceros.
Esto no tiene por qué ser así. Esta creencia estaba asociada a la rotura del himen. Por eso se decía, también, que si la chica no sangra la presunta primera vez, es que realmente no es virgen. Sin embargo, el que sangres un poco o no depende de cómo esté tu himen, de su rigidez, de su abertura y de si no se ha roto ya (el himen puede sufrir pequeños desgarros en el borde por diversas situaciones cotidianas). Puede que no sangres nada, o que sangres un poco, y esto no quiere decir que no seas virgen.
Es una creencia muy extendida entre las chicas. El dolor normalmente viene del miedo, el desconocimiento y la falta de información. Si estás tensa y nerviosa, los músculos de la vagina estarán contraídos y pueden dificultar la penetración. Cuanta más confianza y comodidad sientas con tu pareja, más relajada estarás y los músculos de tu vagina estarán distendidos. Si quieres puedes usar un lubricante para facilitar la penetración, pero recuerda que si no estás tensa, la primera vez no tiene porqué ser dolorosa.
A los chicos, igual que a las chicas, les preocupa su cuerpo, sobre todo durante la adolescencia. Y una de sus preocupaciones más frecuentes es la relativa al tamaño del pene.
¿Importa el tamaño? Es algo bastante subjetivo. El tamaño "normal" de un pene erecto puede variar entre 10 y 25 cms; la mayoría están entre 12 y 17. El tamaño no afecta en absoluto a la función sexual. Hay que tener en cuenta que la máxima sensibilidad de la mujer se encuentra en el clítoris, y éste no está dentro de la vagina, sino fuera. Y ya dentro de la vagina, la máxima sensibilidad se encuentra en el primer tercio de ésta, en la que se encuentran la mayor parte de las terminaciones nerviosas.
Esta idea es totalmente falsa. Existen multitud de prácticas sexuales que puede llevar a cabo una pareja, con total satisfacción para ambos. Normalmente se piensa que el coito vaginal es la forma normal y completa de mantener relaciones sexuales, pero hay otras prácticas tanto o más placenteras. Date cuenta de que además de los órganos genitales hay otras muchas partes del cuerpo capaces de hacernos disfrutar: pechos, orejas, piel en general... son zonas muy sensibles; sólo hay que descubrirlas. La sexualidad es el territorio de la imaginación y de la libertad, y todo el cuerpo puede servir para disfrutar y comunicarte con tu pareja. Incluso si la motivación que lleva al sexo es sólo la procreación, la relación sexual no tiene por qué ser menos placentera.
Esta idea, totalmente falsa, responde a un estereotipo aún no del todo superado, que ve al hombre que mantiene muchas relaciones sexuales como un "machote", mientras que a la chica que hace lo mismo se la considera una "golfa". Eso aún coarta mucho a las chicas a la hora de tomar la iniciativa en las relaciones amorosas o sexuales, y también hace que se corten bastante más que los chicos a la hora de hablar de sus deseos o de sus experiencias sexuales. La sociedad todavía se sorprende de las mujeres que se atreven a manifestar de forma abierta su deseo sexual. Sin embargo, el que las mujeres no expresen abiertamente el deseo no quiere decir que no lo tengan en la misma medida y con la misma intensidad que los hombres.
Por otra parte, este mito también es mentira por lo que se refiere a los chicos. La idea de que los hombres "siempre tienen ganas" es falsa. A los hombres, como a las mujeres, si no les gusta una persona, no les va a apetecer tener relaciones con ella. Lo que pasa es que los chicos son mucho más abiertos a la hora de hablar de su sexualidad, y alardean mucho de sus relaciones sexuales, por lo que a veces puede parecer que no piensan en otra cosa y que "les vale cualquiera". Lo cierto es que lo que quieren todas las personas, hombres o mujeres, es tener relaciones sexuales con quien realmente les atrae, con alguien que les interesa (para unos basta con que ese interés dure un instante; para otros, ha de mantenerse y dar lugar a una relación más o menos consolidada).
Esta idea también tiene un trasfondo cultural, el mismo que hemos visto a propósito del mito anterior. Lo cierto es que las relaciones sexuales se pueden tener con amor o sin él, da igual que seas chico o chica. Lo importante es tener claro lo que se desea realmente, y respetar siempre las opciones de los demás.
A veces, sobre todo en la adolescencia, es frecuente dejarse llevar por las opiniones de los demás, o por las modas o lo que se considera "guay", y se hacen cosas que en realidad no apetecen. Eso, al final, provoca arrepentimientos. En las cuestiones sexuales (como en casi todos los temas) hay que ser capaces de reflexionar sobre lo que realmente queremos, autoafirmarnos en lo que sentimos de verdad y no dejarnos llevar por la corriente.
Seguro que has oído un montón de trucos para no quedarse embarazada, cada cual más original o disparatado:
Todos estos trucos son, naturalmente, falsos: te puedes quedar embarazada desde la primera relación sexual con penetración vaginal; te puedes quedar embarazada en la piscina (y en la cama, y en el baño, y en el coche, y en el campo, y en la disco); cosa distinta es que te vayas a quedar embarazada en una piscina en la que alguien haya eyaculado, lo cual es imposible. Lavarse, lamentablemente, no sirve de nada (salvo a efectos higiénicos, claro), porque una vez que el semen ha entrado en la vagina, basta con que un solo espermatozoide llegue al cuello del útero para que pueda haber embarazo, y esto no puedes evitarlo con sólo un lavado. Y "haciéndolo" de pie hay igual posibilidad de embarazo (por mucho que pueda pensarse que la fuerza de gravedad puede ayudarnos a evitarlo).
Tal vez hayas oído en alguna ocasión que existe la posibilidad de quedarse embarazada practicando el sexo oral, sobre todo si te tragas el semen. Esto es completamente falso. El sexo oral puede resultar más o menos apetecible o agradable, pero lo que es indiscutible es que no produce ningún riesgo de embarazo, porque no hay ninguna conexión entre el estómago y el útero. Al útero sólo se llega por la vagina. Eso sí, el sexo oral es una vía de transmisión del VIH/sida y de otras ETS. Recuérdalo.
Otro rumor que puedes haber oído es que cabe la posibilidad de embarazo sin penetración. Esto sí puede ser cierto, aunque es muy, muy improbable. Piensa que si cae semen cerca de la entrada de la vagina, el flujo vaginal puede ayudar a los espermatozoides a subir hacia el útero. Por tanto, hay que intentar evitar la eyaculación sobre la vulva, porque tiene riesgo de embarazo.
Sobre los efectos de la píldora (y, en general, los anticonceptivos hormonales) se cuentan muchas cosas: que engorda mucho; que tiene unos efectos secundarios tremendos; que al tomarla disminuye el deseo sexual; que provoca esterilidad, etc. En todo esto hay una parte de realidad, y otra parte de ficción. Es verdad que la anticoncepción hormonal puede tener efectos secundarios; algunos son perjudiciales, y otros beneficiosos. Pero también hay muchas creencias completamente falsas sobre la anticoncepción hormonal, como las siguientes:
Nada de esto es cierto, así que ¡tranquila! Y si quieres saber cuáles son los verdaderos efectos secundarios de la anticoncepción hormonal, consulta el apartado de esta web dedicado a este tipo de anticonceptivo.
Esta es una creencia muy extendida, que puede ser verdadera pero no tiene por qué serlo. Veamos: ponerse el preservativo puede romper el curso normal de la relación sexual, pero también puede convertirse, si se le echa imaginación, en parte del juego sexual: por ejemplo, si os lo ponéis entre los dos, o si al chico se lo pone su pareja. Además, se pueden usar preservativos divertidos: de colores, sabores, etc.
Es cierto que el uso de preservativo puede hacer que el chico pierda algo de sensibilidad, pero no mucha. Y las ventajas que ofrece (prevención de SIDA y otras ETS, eficaz protección contra embarazos no deseados) compensan con creces. Por otra parte, recuerda que hay diversos modelos y marcas en el mercado, y que unas pueden asegurar más sensibilidad que otras.
Hoy, por suerte, son muy pocos los que piensan ya esto. El SIDA puede afectar a cualquier persona que no tome precauciones a la hora de evitar la transmisión. No es cosa de un colectivo concreto (los homosexuales, los drogadictos, los promiscuos, como se dice a veces). El SIDA puede afectar a cualquiera, sin distinción de raza, orientación sexual o número de relaciones sexuales que mantenga. Basta con realizar una sola práctica o contacto de riesgo, del tipo que sea, para que puedas contagiarte con el SIDA. Y recuerda que las prácticas de riesgo son todas aquellas que te pongan en contacto con la sangre, el semen o los fluidos vaginales de personas infectadas, o de personas desconocidas para ti. Es cierto que una de las prácticas de mayor riesgo es el uso compartido de jeringuillas por parte de los adictos a drogas inyectables. Pero las relaciones sexuales sin protección son otra de las prácticas de mayor riesgo, y son mucho más frecuentes.
Por otra parte, la idea de que los homosexuales son un colectivo especialmente afectado por el SIDA no es totalmente cierta. La razón de que se haya extendido tal vez venga de que siempre se ha pensado que el sexo anal es la práctica más habitual entre ellos, y es cierto que el sexo anal es una práctica de alto riesgo para la transmisión del SIDA debido a que la fragilidad de la mucosa del ano favorece el contacto con los fluidos de la pareja. Sin embargo, el colectivo homosexual, en general, es uno de los más concienciados frente a esta enfermedad, y no es hoy en día el primer grupo en número de casos por infección por VIH/SIDA.
Está bastante extendida la asociación entre bisexualidad y promiscuidad, pero esto no responde a la realidad. El que alguien sea bisexual no quiere decir que tenga muchas relaciones sexuales; simplemente, quiere decir que las tendrá con quien le guste, que en su caso pueden ser chicos o chicas, pero no todos los que se le "pongan a tiro". Igual que a las personas heterosexual no les gustan todas las personas del otro sexo, ni a alguien homosexual le interesan todas las personas de su mismo sexo, a los bisexuales no les gusta cualquiera que se encuentre por la calle. Puede que tengan más donde elegir, pero nada más. Puede haber bisexuales promiscuos y bisexuales muy castos, igual que puede suceder con los homosexuales y los heterosexuales.
Si alguien tiene la seguridad de ser homosexual, no puede cambiarlo a su antojo. La orientación sexual no se elige ni se cambia por una decisión consciente, y la homosexualidad no es una enfermedad. Se puede recibir ayuda psicológica, pero no para cambiarlo, sino para aprender a aceptarlo. No hay ningún tratamiento efectivo contra la homosexualidad, porque no es ningún trastorno mental ni psicológico. Otra cosa es que, con voluntad, se pueda no mantener relaciones sexuales; esto lo puede conseguir una persona homosexual con el mismo éxito que alguien heterosexual, si se lo propone. Pero con esto no cambiará su orientación: la atracción por personas del mismo sexo se mantendrá, aunque no se materialice en ningún contacto sexual.
Esto no quiere decir que la orientación sexual no pueda cambiar a lo largo de la vida; esto sí puede ocurrir, por diversas circunstancias, pero no por una elección del tipo "mañana lo dejo".
Esta es una idea muy extendida y totalmente errónea. Las personas homosexuales no desean cambiar de sexo. Esta idea viene de que se suele confundir homosexualidad con transexualidad, cuando son dos cosas totalmente distintas. Ser homosexual es una opción, una orientación sexual y esto no tiene nada que ver con la identidad sexual. Un chico puede estar muy contento en su cuerpo de chico, no ser nada afeminado y, sin embargo, sentirse atraído sólo por otros chicos; y una chica puede ser tremendamente femenina y, sin embargo, sentirse atraída por otras chicas. La transexualidad, en cambio, implica a la identidad sexual, al reconocerse como hombre o mujer.
No se puede negar que los orgasmos son fantásticos, pero tal vez se les dé demasiada importancia. Si llegar al orgasmo se convierte en la única razón de la actividad sexual, puede que eche a perder el goce del sexo. No hay que obsesionarse; no debe haber ninguna presión por llegar al orgasmo; el sexo puede ser divertido sin él. No alcanzarlo no significa el fracaso de la pareja desde un punto de vista sexual, ni mucho menos afectivo.
Por otra parte, la respuesta sexual puede cambiar con los años. Muchas mujeres no tienen orgasmos hasta los veintitantos o los treinta, ya sea porque su cuerpo no está preparado, o porque no saben cómo llegar a ellos. La mayoría de las mujeres se va sintiendo cada vez más cómoda con su sexualidad y es relativamente frecuente que la mujer vaya teniendo más orgasmos con los años. Los orgasmos requieren confianza, sentirse cómoda, y un poco de práctica.
Esto es falso. En primer lugar, porque para las mujeres, el principal centro de placer es el clítoris, que se encuentra a unos 2 o 3 cms. de la vagina, al borde de la vulva. El orgasmo se consigue con más facilidad tocando y estimulando el clítoris. Sin embargo, los métodos y preferencias de estimulación clitoridiana varían: a unas les gusta el contacto directo; otras lo encuentran incómodo. El coito vaginal no presta mucha atención al clítoris, por eso sólo un pequeño porcentaje de las mujeres llega al orgasmo exclusivamente mediante el coito vaginal. La estimulación de la zona del clítoris por la mujer o su pareja durante el coito vaginal puede conducir al orgasmo. También se puede conseguir mediante el sexo oral y la estimulación manual. Hay gente que considera estas prácticas como juegos preliminares, pero si se alcanza el orgasmo pueden ser el acto principal.
Todo esto no quiere decir que para las mujeres el coito vaginal no sea placentero y divertido; suele serlo, incluso aunque no se llegue al orgasmo. Hay diferentes posturas que pueden hacer más fácil alcanzarlo, y algunas hasta permiten la estimulación directa del clítoris (por ejemplo, cuando el hombre está debajo o detrás de la mujer, ambos tienen más acceso al clítoris y es más fácil estimularlo manualmente).
Por otra parte, el coito vaginal es, para muchas personas, el mayor acto de amor entre un hombre y una mujer, y la unión más íntima entre dos personas.
Normalmente, después del orgasmo, el cuerpo queda satisfecho y entra en la fase de resolución, en la que todo regresa al estado anterior a la excitación. El clítoris quiere "descansar" y suele estar demasiado sensible para más estimulación, y a los chicos les pasa algo similar, ya que entran en el llamado "periodo refractario", durante el cual no pueden tener otro orgasmo.
Sin embargo, hay mujeres que pueden mantener un alto grado de excitación incluso después del orgasmo, y elevarlo hasta llegar a otro clímax (e incluso a otro, y a otro más). Para la mayoría, sin embargo, un orgasmo cada vez es suficiente, y casi todas las mujeres son perfectamente felices sin haber sentido nunca el famoso orgasmo múltiple.
Seguramente has oído hablar del "Punto G". Intentaremos darte algunos datos sobre él:
La mayor parte de las mujeres alcanzan el orgasmo con la estimulación del clítoris. Sin embargo, algunas mujeres lo alcanzan por medio de la estimulación vaginal. Algunas partes de la vagina son más sensibles y pueden estimularse mediante el coito o por otros métodos. Normalmente, los primeros centímetros de la vagina tienen más terminaciones nerviosas que la parte interna. La pared anterior de la vagina también parece ser más sensible que la posterior, tal vez por estar más cerca del clítoris y por algo que se conoce como "Punto G". La mayoría de las mujeres descubre su propia sensibilidad experimentando ella misma o con su pareja.
El "Punto G" se llama así en recuerdo de Ernest Grafenberg, un médico alemán al que se le atribuye haberlo descubierto en 1950. En ciertos aspectos, continúa siendo un misterio. Lo que se sabe es que hay un lugar en la vagina (de algunas mujeres) que puede proporcionar un gran placer sexual. Hay mujeres que dicen tenerlo, otras que lo buscan y no lo encuentran, y hay gente (incluso médicos) que opinan que no existe.
No es fácil que lo encuentres en las ilustraciones de anatomía, pero está más o menos a unos 5 cms. en el interior de la vagina, tras el hueso púbico y junto a la uretra. Dicen que, cuando no está estimulado, es del tamaño de una moneda pequeña. A pesar de ser una zona y no un órgano, cuando se estimula crece, igual que los órganos sexuales.
Todos sabemos que los hombres eyaculan, liberando un fluido -el semen- durante el orgasmo. Hay algunas mujeres que también han llegado a eyacular a través de la estimulación del Punto G, pero no se sabe con claridad la composición de la eyaculación femenina.
Desde el 21/11/2024 hasta el 04/12/2024
Desde el 17/01/2025 hasta el 20/01/2025
Hasta el 02/12/2024
(novo prazo)
28/11/2024
Desde el 13/11/2024 hasta el 26/11/2024
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